Un estudio de la UMU relaciona la alteración de la microbiota intestinal y la severidad de la enfermedad de Párkinson

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Un estudio de la UMU relaciona la alteración de la microbiota intestinal y la severidad de la enfermedad de Párkinson

La investigación, liderada por la investigadora María Trinidad Herrero, en colaboración con el grupo de la doctora Selma del CEBAS, permite iniciar el camino para controlar la progresión de la enfermedad interviniendo sobre la disbiosis de la flora intestinal

El grupo de investigación de Neurociencia Clínica y Experimental (NiCE) de la UMU, liderado por la catedrática de Medicina María Trinidad Herrero, conjuntamente con investigadores del CEBAS- CSIC, ha llevado a cabo un estudio gracias al cual se ha podido observar la relación entre la alteración (disbiosis) de la microbiota intestinal con una mayor severidad de los síntomas en pacientes de párkinson. Estos resultados, publicados en la revista The Royal Society of Chemistry, abren el camino a poder establecer vías de investigación para ralentizar la progresión de enfermedad mediante el control de la disbiosis de la microbiota, también conocida como flora intestinal.

El estudio que permitió obtener estos resultados se llevó a cabo con 52 pacientes con enfermedad de párkinson y 117 sujetos sin la enfermedad. Durante tres días se tomaron muestras de microbiota intestinal y orina a todas estas personas antes y después de consumir 30 gramos de nueces, alimento del que se conocen sus propiedades protectoras de la microbiota, que está conformada por el conjunto de microorganismos que convive en simbiosis en nuestro intestino.

Investigaciones previas del grupo de Calidad, Seguridad y Bioactividad de Alimentos Vegetales del CEBAS, al que pertenecen los doctores Victoria Selma, María Romo Vaquero y Juan Carlos Espín, habían demostrado que la buena salud de la flora intestinal de una persona puede establecerse de manera rápida y fiable mediante la medición de la presencia en la orina de urolitinas, que son unas moléculas naturales que se obtienen como resultado de la transformación en la microbiota intestinal de unos micronutrientes llamados elagitaninos, que pueden encontrarse en alimentos como la granada, las fresas y otros frutos rojos o las nueces. La literatura científica ha demostrado el carácter protector y antioxidante de estos micronutrientes.

En este estudio se ha analizado la presencia de urolitinas en la orina y se ha observado que, estadísticamente, la no producción de urolitinas en los pacientes participantes en el estudio está vinculada a un empeoramiento de sus síntomas parkinsonianos. Estas conclusiones abren la puerta a establecer estrategias que permitan agilizar el diagnóstico, la prevención y el control de la progresión de la enfermedad utilizando intervenciones dirigidas a la microbiota, ya sea mediante medicación, ingesta de probióticos o incluso mediante trasplantes de microbiota.

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