Mañana, 10 de Mayo, si todo marcha bien tras casi 800 días en la Catedral, la Virgen de la Fuensanta vuelve a su Santuario, suponemos sin duda alguna que la algarabía por las calles de Murcia y todo su recorrido va a ser monumental. La hemos tenido mucho, mucho tiempo y, qué me da, es posible, no la hayamos aprovechado lo suficiente para tener alguna que otra conversación de altura de miras. Es probable que yo sea el primero.
Todos sabemos desde nuestra infancia cómo es una Romería de la Fuensanta y, a agasajos no nos gana nadie. La de Septiembre, siendo espectacular, se lleva la palma aunque mañana, siendo un día laboral, hasta es posible que cierto "desmadre del bueno" surja como las flores de Murcia tras los meses de agua que hemos tenido. ¿Quién ha sido al que su madre no le ha llevado desde pequeño a verla pasar por el Barrio del Carmen, por ejemplo?
Investigando un poquillo me he ido a ver el significado del concepto "romero" y resulta que así se designaba a las personas que peregrinaban en sus tiempos a Roma. Después, el significado se fue extendiendo y en la actualidad cualquier romería es la visita a un santuario o ermita de la Virgen. De ello, nuestra Región Murciana sabe bastante y estos días mucho más.
Así , a todos nos conmueve estas manifestaciones multitudinarias de agradecimiento, esperanzas y todo lo que se precie a la Madre, aunque los hay los que prefieren y tienen predilección por las romerías hechas en grupos reducidos, a veces a mí me ha pasado, simplemente las hemos realizado toda la familia y algunos vecinos, pero hemos de respetar, aplaudir y alegrarnos de tales manifestaciones públicas como las de mañana, sobre todo tras un asesino covid que nos ha llevado de cráneo.
Aún recuerdo unas palabras de San Juan Pablo II en Fátima cuando hablaba sobre dichas manifestaciones: "Tales lugares la constituyen los sitios donde Ella se encuentra con las personas, las casas donde habita; lugares donde se nota una particular presencia de la Madre. En todos estos lugares se cumple de modo admirable el singular testamento de su Hijo crucificado. Allí, el hombre es confiado a María, allí acude con presteza a encontrarse con ella como con la propia Madre; le abre su corazón, le habla de todo; la recibe en su casa, es decir, le hace partícipe de todos sus problemas".
Tales días como mañana martes, al estilo de la canción de Alejandro Sanz, hasta es posible que a más de uno "ese corazón partido" vuelva a resurgir. Lo que sí he de hacer constancia, visto y palpado, que el que se acerca a Ella, con fe y esperanza, no sale con los bolsillos vacíos. Hace unos años tuve la suerte de estar en Coimbra en la casa de Sor Lúcia, la vidente de Fátima. Ella aún vivía y, de manera indirecta, me hizo llegar un regalo que nunca olvidaré. Más tarde, con el tiempo y ella ya fallecida, volví a ir al nuevo Fátima donde estaban los 3 pastorcillos enterrados dentro del Santuario. Allí estuvimos "charlando" del ayer, del hoy y del mañana, por supuesto, junto a la intersección de la Virgen de Fátima. Les puedo decir que "dicho y hecho". No pasa día de tales recuerdos y por supuesto de grandes soluciones: humanas y divinas. Lo que si quedó claro allí, en Portugal, y aquí que "no hay un día sin cruz", te guste más o te guste menos. No solamente que te venga sino también buscarla y amarla: el tema se las trae.
Mañana será un día más de recordar tantas y auténticas obras que hace por nosotros, incluso los meses de agua para los murcianos, pero aún tenemos la tarde del lunes para acercarnos a la Catedral y poder guiñarle el ojo.
MARIANO GALIÁN TUDELA