En España, el uso abusivo de antimicrobianos en el sector productivo de aves de puesta ha provocado un descenso significativo de la eficacia de distintos antibióticos, incluyendo los reservados para uso exclusivo en medicina humana.
Este hallazgo se recoge en la tesis doctoral realizada por el investigador contratado de la Universidad de Murcia (UMU) Jorge Rivera, desarrollada bajo la codirección de la catedrática de la UMU María José Cubero, del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria.
Según apunta la investigadora María José Cubero, si no se promueve una mejor gestión en el empleo de los antibióticos, las consecuencias podrían ser preocupantes, pues algunos de esos medicamentos se emplean como única alternativa en infecciones humanas. Si las bacterias continúan fortaleciéndose, la cantidad de recursos para combatirlas de forma exitosa escasearán en unas pocas décadas. Las estadísticas del Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD) ya reflejan más de 3000 muertes anuales en nuestro país por estos motivos.
Para el desarrollo de la investigación, se analizaron muestras fecales de gallinas ponedoras en distintas granjas de Andalucía, Castilla la Mancha, Castilla y León, Valencia, Extremadura y Murcia. El objetivo era vigilar y notificar la resistencia que han desarrollado diversas bacterias que son perjudiciales para la salud como Salmonella spp., Campylobacter coli o Campylobacter jejuni. De igual manera, se hizo un monitoreo de otras bacterias comensales, que se encuentran en los animales de forma natural, tales como Escherichia coli, Enterococcus faecalis y Enterococcus faecium.
La resistencia bacteriana, un peligro latente
La administración prolongada de antibióticos en el sector industrial avícola de puesta ha provocado un descenso en su efectividad frente a diversas bacterias comensales. Estas bacterias, denominadas 'centinelas', como explica María José Cubero, se estudian en investigaciones de este tipo porque son las "más adecuadas para los sistemas de vigilancia de resistencia a los antibióticos". Dicho seguimiento se realiza mediante la Concentración Mínima Inhibitoria, que permite conocer la cantidad más baja de un antibiótico que impide el crecimiento de una determinada cepa bacteriana.
Asimismo, los datos alcanzados en este estudio, realizado en colaboración con el Equipo de Cultivos de Secano para el Desarrollo Rural, Enología y Agricultura Sostenible del IMIDA, sugieren que el fortalecimiento de las bacterias centinela podría estar produciéndose de forma análoga en otros patógenos de mayor riesgo.
El fortalecimiento de determinadas bacterias frente a los antibióticos es una de las principales amenazas para la salud. Según la OMS, 33000 personas fallecen al año en la UE por infecciones bacterianas, y los expertos alertan que la tendencia irá a más en las próximas décadas si no se toman las medidas oportunas. En este sentido, Jorge Rivera afirma que gracias a la labor del equipo han obtenido "unos resultados muy satisfactorios" y han podido avanzar en "el conocimiento de las resistencias a los antimicrobianos en sanidad animal y en el uso de productos alternativos al óxido de zinc y a los antibióticos, contribuyendo a la sostenibilidad de la producción animal".
El propósito del personal investigador de la UMU es trasladar a la administración los hallazgos obtenidos en las bacterias zoonósicas (de origen animal) y comensales para que se incluyan a las gallinas de puesta en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los antibióticos (PRAN).
Distintos tipos de antibióticos para evaluar resistencias
Se estudió la resistencia a los antibióticos según las categorías establecidas por el Grupo Especial de Expertos en Asesoramiento Antimicrobiano (AMEG). Estas categorías establecen cuatro tipos de antibióticos en base a su nivel de preferencia de uso, A (Evitar), B (Restringir), C (Precaución) y D (Prudencia). La investigación determinó que las bacterias nosocomiales Campylobacter jejuni, Escherichia coli y Enterococcus faecalis, "aquellas que infectan de forma oportunista durante los ingresos hospitalarios", recalca María José Cubero, han desarrollado niveles de resistencia altos frente a medicamentos de las categorías A y B, que son los más relevantes desde una perspectiva estratégica para la medicina humana.
Estos fármacos se consideran el último recurso en medicina humana contra la lucha bacteriana y están incluidos en la lista de Antimicrobianos de Importancia Crítica (AIC) de la Organización Mundial de la Salud. María José Cubero señala que "la resistencia a estos antibióticos puede reducir las opciones para el tratamiento exitoso de infecciones producidas por agentes multirresistentes". Por otro lado, la efectividad de los medicamentos de las categorías C y D también se ha reducido frente a distintas familias de bacterias. Algunos de estos fármacos son claves para tratar enfermedades zoonósicas.
Parte del problema se explica debido al elevado consumo de antibióticos en la ganadería de nuestro país, que además es uno de los más altos de toda la Unión Europea. "Las medidas que se cumplen en el sector productivo de puesta deberían equipararse a las empleadas en otros como el cárnico para evitar el aumento de las resistencias", sostiene María José Cubero. Por esa razón, investigaciones como esta suponen un avance hacia la correcta caracterización de las tolerancias a los antimicrobianos en producción animal, que resulta esencial para diseñar medidas apropiadas con el fin de prevenir el incremento de las resistencias y preservar la eficacia de los medicamentos.
Pie de foto: María José Cubero y Jorge Rivera de la UMU