El alcalde de Murcia, José Ballesta, junto a la concejal de Mayores, Discapacidad y Cooperación al Desarrollo, Paqui Pérez, visitó esta mañana la Asociación del Daño Cerebral Adquirido de la Región (DACEMUR), ubicada en Avenida de la Ñora, en La Albatalía, con motivo del Día del Daño Cerebral Adquirido, que se conmemora hoy, 26 de octubre, y que coincide con el 25 aniversario de la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE).
“DACEMUR es una de esas entidades que desarrollan una labor esencial y que son imprescindibles en nuestra sociedad civil, que se fundó en 2002 y que actualmente da respuesta a más de 20 usuarios en Murcia, además de a sus familiares, contando con más de 180 socios”, destacó el regidor murciano durante la visita, acompañado por la presidenta de la asociación, Isabel López y la vicepresidenta, quien leyó un Manifiesto reivindicativo, en el que puso de manifiesto “la necesidad de visibilizar tanto al colectivo y sus familiares, como sus necesidades terapéuticas y de inclusión social”.
“En un contexto tan complicado como el que vivimos, desde FEDACE y DACEMUR seguimos construyendo dignidad. Porque una vida salvada merece ser vivida”, subrayaron desde la asociación murciana.
210 m2 en planta baja con salas para terapia y un gran salón
En concreto, la sede de DACEMUR se encuentra en un edificio municipal de planta baja, en una superficie de 210 metros cuadrados. Entre sus dependencias destaca un gran salón de 67 metros cuadrados, así como la sala de terapia ocupacional. También cuenta con un archivo, recepción, almacén, una sala de enfermería y tres aseos.
Mejorar la calidad de vida y dar apoyo a los familiares
La asociación murciana DACEMUR ayuda a las personas que padecen estas lesiones a superar y conllevar las secuelas, y también apoyan a las familias con el fin de mejorar su calidad de vida e integración social. ‘Una vida salvada merece ser vivida’ es uno de los lemas de la entidad, que hace alusión a la necesidad de impulsar proyectos para ayudar a las personas que sufren daños cerebrales, ya que en la mayoría de los casos las secuelas les convierten en personas discapacitadas.
Además, es de suma importancia el apoyo y asesoramiento a las familias. Muchos cuidadores, generalmente cuidadoras, de estas personas se ven obligados a desprenderse de su vida laboral para dedicarse de lleno a la atención de su familiar. “Todos los seres humanos poseemos de manera inherente el derecho de la dignidad, es algo que no se modifica por las capacidades o características que se puedan tener”, añadió José Ballesta.