Ibermúsica rinde homenaje a Mariss Jansons y despide por un tiempo a la Orquesta de Cadaqués

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Dedica al maestro letón la Missa Solemnis de Beethoven el jueves 12 de diciembre

Dos malas noticias anteceden a los espectaculares conciertos que Ibermúsica ha preparado para los días previos a Navidad. Por un lado el fallecimiento el pasado 30 de noviembre en San Petersburgo del director original de Letonia Mariss Jansons que llevaba desde 1978 presentándose con Ibermúsica en España y que tenía precisamente prevista una próxima gira española, en enero, al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. En Madrid iba a dirigir el Concierto para piano núm. 22 de Mozart y la Sinfonía núm. 4 de Brahms.

La otra mala noticia es que la Orquesta de Cadaqués se tomará un periodo sabático de descanso y reflexión tras sus más de treinta años sobre los escenarios de todo el mundo. Tras estas tres décadas representado a nuestro país por medio de sus excelentes músicos y sus interpretaciones así como llevando los repertorios nacionales más allá de nuestras fronteras, la Orquesta de Cadaqués se despide con un “hasta luego” tras la interpretación del Concierto para clarinete de Mozart y la Missa solemnis de Beethoven en Zaragoza, Barcelona y Madrid los días 10, 11 y 12 respectivamente.

Pero tras las malas noticias, llegan las buenas y es que Ibermúsica se dispone a celebrar la Navidad con tres grandes obras sinfónico-corales de Beethoven, Haendel y Bach. La primera cita tendrá lugar el jueves 12 de diciembre, fecha en la que Gianandrea Noseda y la Orquesta de Cadaqués acompañarán al extraordinario clarinetista Martin Fröst con el Concierto para clarinete y orquesta de Mozart. En la segunda parte, el Coro Estatal de Letonia, la soprano Ricarda Merbeth, la mezzo Olesya Petrova, el tenor Josep Bros y el bajo Steven Humes, se unen a la formación y el director italiano para interpretar la que Beethoven consideraba como su mejor obra: la Missa Solemnis. En esta ocasión se interpretará In Memoriam de Mariss Jansons.

El martes 17, será el turno de Haendel y su obra navideña por excelencia “El Mesías” que interpretará el King’s Consort junto a su director titular, Robert King. En el apartado solista se podrán escuchar las voces de Keri Fuge, Hilary Summers, Nick Pritchard y Edward Grint. El broche final, lo pondrá la formación belga B’Rock a las órdenes de Florian Helgath el miércoles 18 de diciembre, interpretando una selección del Oratorio de Navidad BWV 248 de Bach en el que también participarán la soprano Sarah Wegener, la mezzo Marie Henriette Reinhold, el tenor Fabio Trümpy y el bajo André Morsch. Todos los conciertos tendrán lugar en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid a las 19:30 h.

Un concierto misterioso

El Concierto en La Mayor para Clarinete y Orquesta, K. 622 de Wolfgang Amadeus Mozart es universalmente reconocido como una obra maestra musical atemporal. Este fue el último concierto escrito por Mozart, y se completó solo dos meses antes de su muerte prematura a la edad de 35 años. Mozart compuso el concierto para su amigo y compañero masón, el clarinetista Anton Stadler.

Durante más de dos siglos, se ha escrito y debatido mucho sobre el concierto. El misterio del concierto surge del hecho de que los manuscritos originales de Mozart desaparecieron en 1791 y nunca se han encontrado. Cierta calidad de música de cámara reina en todo el concierto, en parte gracias a la estrecha integración del solista y la orquesta y en parte a la moderación del sonido de la orquesta. Aquí no se encuentran las trompetas y los timbales de los conciertos para piano más brillantes de Mozart, e incluso los oboes, los vientos de madera más penetrantes, están desterrados. La escritura de cuerdas es sofisticada, con Mozart haciendo distinciones meticulosas al dividir la línea de bajo entre violonchelos y contrabajos.

Una Misa muy personal

La "Missa Solemnis" de Beethoven originalmente se pensó como una misa solemne para la investidura del archiduque Rudolph, uno de los alumnos de piano de Beethoven, como arzobispo de Olomouc. Sin embargo, Beethoven no completó la pieza a tiempo, y cuando finalmente la terminó en 1823, se convirtió en una obra de arte que superó con creces los requisitos litúrgicos. Con su dedicación "Surgiendo en el corazón, que vuelva al corazón", la "Missa Solemnis" de Beethoven entra en un territorio completamente nuevo como una interpretación musical, profundamente personal, pero aspirante a la verdad general, de la antigua y venerable misa ordinaria.

Las viejas técnicas de composición, modos y fórmulas retóricas tradicionales, el preludio profundamente contemplativo con el gran solo de violín, y también la súplica por la paz introducida por los sonidos militares en el Agnus Dei, se combinan a gran escala para formar un cuadro único de Beethoven. Desde su estreno en 1824 en San Petersburgo, este trabajo ha estado en todas las salas de conciertos del mundo. Muchos consideran que la Missa Solemnis es la pieza más grandiosa jamás escuchada. Con casi 90 minutos de duración, requiere un gran coro, una orquesta y cuatro solistas. No es práctica para una sala de conciertos y encaja mucho menos cómodamente en un servicio de la iglesia católica.

Concluye con una súplica de paz tensa, frágil y sin respuesta en medio de los tambores de la guerra. Pero la respuesta viene en la Novena Sinfonía, con su final coral basado en la "Oda a la Alegría" de Schiller, escrita en una época de revolución. El camino hacia la paz que sugiere, se otorga no desde arriba, sino desde dentro de nosotros y entre nosotros, en la fraternidad universal.

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