Pobreza, la esclavitud del siglo XXI

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Por Jose Carbonell buzzian

Según un informe sobre el estado de la pobreza en España de 2017, existen 13 millones de personas en riesgo de pobreza o de exclusión social.

Carlos Susías, presidente de la red europea contra la pobreza, calificó de "invisibles" a los que se encuentran en esta situación donde un 30% tiene trabajo y un 15% ha alcanzado estudios superiores.

Concretamente la ciudad de Ceuta, registra una tasa de pobreza del 40,8%.

Datos escalofriantes que indican que, casi la mitad de los ceutíes tiene problemas para sobrevivir o directamente vive en la indigencia.

Día tras día escuchamos decir a algún político de la formación que gobierna en ese instante que, su partido ha hecho descender las cifras del paro o simplemente que, España comienza a salir de la crisis, por sus acertadas acciones.

¿Acaso salen a la calle con los ojos tapados o cuando llegan al poder se vuelven amnésicos? ¿No escuchan ni ven que en cada pequeño rincón de todo este país hay un español tirado en la calle, pidiendo limosna? Personas honradas, la mayoría de ellas, trabajadoras que, un día dejaron de percibir míseras ayudas o tenían empleos basura discontínuos, mal pagados y hoy no tienen un techo que les cobije.

Yo les diría a esos que van y vienen de la Moncloa que, empaticen con el pueblo y que no consientan esta situación.

Esa es la vergüenza de España.

Señores políticos, esa es la política que han de hacer, la que este país necesita.

Solucionar los problemas que nos atañen.

Erradicar el desempleo y la pobreza.

Y no ir a solucionar problemas ajenos, mientras los nuestros se mueren de hambre.

Como ciudadano observo que, intentan arrastrar votos sea como sea, las próximas elecciones quedan cerca y hay que arañar de donde sea y para ello, no se les ocurre otra cosa que ampliar las ayudas.

Bajo mi punto de vista creo que, se deberían estudiar otras salidas.

Las ayudas son, pan para hoy y hambre para mañana.

Conozco a muchas personas que se avergüenzan de acudir al SEPE a solicitarlas y me dicen que, ellas sólo quieren un trabajo que les permita vivir dignamente y les pueda dar algún capricho de vez en cuando.

No quieren ayudas.

No quieren vivir de migajas.

Quieren ser ciudadanos honrados con un salario decente cada mes.

Pero eso parece estar cada vez más lejos.

La inquietud y ansiedad, se han instalado en nuestra sociedad para quedarse, mientras seamos gobernados por incompetentes, insaciables y políticos sin escrúpulos ni pudor alguno.

Les da igual.

Viven su momento.

Se aferran al sillón con tanta fuerza que no les quedan ganas de nada más.

Se aseguran sus pagas vitalicias y buenos empleos en empresas privadas que les siga permitiendo una vida de lujos.

Hoy los valores dignidad, decencia y transparencia se han esfumado del panorama político.

Estamos huérfanos de líderes con valores y principios.

Verdaderamente desconozco cuánto tiempo va a durar la ciudadanía aguantando esta situación, pero es insostenible.

Fdo. Jose Carbonell buzzian 

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