La concejala socialista Maite Espinosa y la vocal de esta formación en la pedanía, Maite Fernández, critican que el Consistorio, pese a invertir 70.209 euros, haya dado lugar a que el médico no pueda entrar en el pueblo, que los niños se queden sin ir el colegio y sus padres sin ir a trabajar por la cantidad de agua acumulada en las calles
La lluvia caída la pasada noche y durante la madrugada en el Campo de Murcia ha provocado inundaciones en la pedanía de Jerónimos y Avileses, las cuales vienen motivadas por una obra que ejecutó el Ayuntamiento de Murcia y que de un tiempo a esta parte viene causando problemas similares a éste y que dejan incomunicados a cientos de vecinos de esta población.
En este caso las molestias fueron evidentes hasta el punto de que esta mañana el médico no pudo ir al pueblo, los niños se quedaron sin asistir al colegio y los residentes en la pedanía se encontraron con la imposibilidad de salir de ella para ir a trabajar en sus vehículos. La Policía Local acudió a la localidad y los agentes incluso hicieron traslados en sus vehículos.
Así lo ha revelado Marta Fernández, vocal socialista en la junta municipal, y la concejala Maite Espinosa se ha hecho eco de sus palabras.
"Las calles se han encharcado porque se mete el agua por los sumideros y aparecen en la vía pública debido a que las tuberías que se construyeron hace unos meses para acabar con problemas de este tipo se colapsan", explica Fernández.
Por su parte, Espinosa lamenta que "parece mentira que después de haber acometido una obra que debería beneficiar a la pedanía lo único que se ha provocado es hacer justo lo contrario".
El pasado verano el Consistorio anunció que los trabajos para crear un paso elevado con el fin de que la rambla existente circulase por debajo de la carretera entre Avileses y Sucina, presupuestadas en 70.209 euros, evitarían inundaciones, pero la realidad es bien distinta apenas cuatro meses después de que el alcalde José Ballesta se hiciera una foto en el lugar sobre las cinco tuberías de hormigón que se habían instalado para la conducción del agua.
"Llevamos treinta años viviendo aquí y esto antes no pasaba y para que ocurriera algo parecido tenía que llover mucho más de lo que ha caído ahora", señala Marta Fernández, quien expone el malestar de quienes viven en esta parte del municipio.