Desde la Unión de Agricultores y Ganaderos del Bajo Guadalentín (COAG), entienden que el último año 2017 no ha sido bueno para la agricultura de la zona y que por ello se hace necesario que la administración apoye a uno de los motores de la economía local, según informan desde COAG en un comunicado.

Las heladas de primeros de 2017, la nieve que provocó la caída de parrales, los malos precios de la uva, etc., son elementos ponderables que permiten a la UAG del Bajo Guadalentín pedir a los responsables municipales que eliminen este impuesto.

Además desde esta Unión de Agricultores y Ganaderos, exponen que el sector agrícola atraviesa una grave situación ante la evidente falta de agua, que es por todos conocida. Esta sequía está ocasionando que el uso del agua se haya encarecido brutalmente, mientras que los ingresos disminuyen, debido entre otras razones a la merma de la cosecha o a la baja calidad de la misma por la falta de riego, produciéndose incluso abandonos de explotaciones o paralización de nuevas plantaciones.

Recuerdan desde la organización sindical agraria que este impuesto lo recuperó el Ayuntamiento de Totana, hace ya 7 años, con el fin de destinar su importe exclusiva e íntegramente a la creación de un servicio de guardería rural que evitaría, supuestamente, los numerosos robos que se producen los últimos años en el campo de Totana, algo que todos sabemos no se ha llevado acabo.

Por todo lo anterior es que solicitan que el Ayuntamiento escuche a los agricultores y elimine este impuesto que solo agrava la situación de la agricultura local.

Por último, manifiestan su desacuerdo con la actualización del IBI rústico en el ayuntamiento de Aledo para los últimos 4 años, ya que, seguro repercutirá en los bolsillos de los agricultores de esa localidad.