La mayoría de las empresas que nos rodean son sociedades anónimas (SA) y sociedades de responsabilidad limitada (SRL). Esto significa que sus socios arriesgan en la empresa solo la cantidad de dinero que ha aportado. Esta forma de hacer economía que nos parece tan lógica en la actualidad, fue excepcional hasta bien entrado el siglo XX. Hasta entonces en la mayor parte de las empresas los socios respondían con toda su riqueza personal en caso de quiebra. Susana Martínez, investigadora del Departamento de Economía Aplicada, ha estudiado las particularidades de su desarrollo en España
Martínez lidera el proyecto ISLERIM, encargado de analizar cómo las SA y las SRL han sido clave en el desarrollo capitalista. En los países próximos al mediterráneo, en concreto España, Italia y Turquía, el impulso de estas sociedades supuso un gran reto, e incluso tuvieron que superar el rechazo por parte de los comerciantes y de los dirigentes políticos.
Para España, el desarrollo de las modernas sociedades llegó acompañado de la invasión de Napoleón a comienzos del siglo XIX. "Aunque en etapas anteriores el país había contado con una legislación propia reconocida en el marco europeo, es en siglo XIX cuando se aprueban dos códigos de comercio que dan el salto a la modernidad: el de 1829 y el de 1885" explica Susana Martínez, siendo España el primer país de Europa que introduce esta novedad. El segundo código pese a muchos intentos de reforma fallidos - continúa hoy vigente, "muchos de sus artículos se han sustituido por leyes particulares como la Ley de Sociedades de Capital (2010)" comenta la investigadora.
Pese a la influencia de su país vecino, la legislación mercantil española presenta fuertes innovaciones, lo que justifica su estudio en una perspectiva comparada. Por ejemplo, permitió la introducción de las SRL a través de un simple reglamento, sin necesidad de ley.
Ya entrado el siglo XX, el país siguió destacando por una legislación muy abierta, Martínez aclara que "apenas existían restricciones para crear SA y SRL, lo que contrastaba con lo que sucedía en otros países europeos".
No fue hasta los años 50 cuando España se moderniza, creando una ley independiente para cada tipo de sociedad. Un esfuerzo que perduró durante toda la segunda mitad del siglo XX en el intento de aproximar su legislación al resto del marco europeo.
Junto con el caso español el proyecto también analiza las características de la legislación en Italia, de la mano de F. Trivellato y Turquía, investigada por S. Agir. Estos países también muestran interesantes peculiaridades.
En el caso de Italia destacan la aparición de los contratos de comandita. Este tipo de contrato significaba que el empresario que aporta el capital no participaba en la gestión del comercio y a cambio su responsabilidad se limitaba a importar un dinero fijado.
"Una ventaja que permitía crear relaciones de crédito entre agentes sin parentesco" expresa la investigadora. Las características de estas primeras sociedades en comandita se han analizado a partir de unos 4.800 contratos encontrados en el Archivo di Stato de Florencia, fechados de entre 1445 y 1808. Esta información está siendo sistematizada y supone una muestra única que permitirá extraer más conclusiones sobre las primeras sociedades con responsabilidad limitada en Europa.
El caso turco es singular por la transición vivida desde el imperio otomano a la república turca. Este país adoptará el código francés, el mismo que influyó en la legislación española, a mediados del siglo XIX. Hasta entonces la ley que regía el comercio era islámica y en ella no existía la figura de la SA, pese a que los extranjeros si podían utilizarla para hacer negocios en el país. Aunque se incluyó el código francés, la legislación musulmana persistió y el discurso contra las SA perduró entre las capas de la sociedad. La introducción de la SRL también fue tardía y se encontró con las mismas resistencias.
Para estos tres países que estas figuras estuvieran disponibles no significó que se utilizaran. Al contrario, en algunos casos fue necesario un largo proceso de adaptación y su consolidación fue costosa.
Además de la investigación, en este proyecto hay un fuerte esfuerzo por realizar jornadas de difusión para explicar "cuáles son las claves de éxito en las empresas de nuestro siglo, basadas en la responsabilidad social, la sostenibilidad, la innovación, la innovación y la importancia del marco europeo". Asimismo, impulsan la divulgación de las Sociedades Mercantiles realizando exposiciones para trasladar este conocimiento, como la última realizada en la Asamblea Regional (Cartagena) e inaugurada por la Presidenta de la Asamblea y el Rector de la Universidad de Murcia.
Este proyecto se enmarca dentro del 'Programa Estatal de I+D+i orientado a los retos de la sociedad' del Ministerio de Economía y Competitividad.