Miguel Ángel Cámara destaca que la exposición supone un reclamo idóneo para dar a conocer las bondades de la ciudad. La Alcaldesa de Madrid ensalza la figura del imaginero murciano e invita a cuantos visiten la capital a admirar el genio barroco del escultor

Una oportunidad histórica para que miles de personas puedan disfrutar de la genialidad del mejor escultor barroco y, al tiempo, un eficaz reclamo para visitantes y turistas. Así ha definido esta mañana el Alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, la presentación en el Palacio de Cibeles de Madrid de la espléndida colección del Belén de Salzillo, que ha contado como anfitriona de lujo con la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

El Alcalde Cámara ha destacado que las piezas que se exponen conforman uno de los más representativos belenes históricos españoles, tanto por la originalidad narrativa de las diferentes escenas como por el valor antropológico de las representaciones de la ciudad y la huerta de Murcia, rasgos evidentes en las policromías y en la configuración de cada una de las piezas.

El Belén de Salzillo, que ha sido cedido por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, permanecerá expuesto hasta el día 3 de febrero. A la presentación también han asistido Rafael Gómez, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Murcia; Antonio Gómez Fayrén, presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús; Blanca Montero, Subdirectora General y Directora Territorial de Madrid, María Teresa Marín, Directora del Museo Salzillo; y la catedrática de la Universidad de Murcia Concepción de la Peña, comisaria de la exposición junto a la anterior, entre otras autoridades.

Acontecimiento histórico

José Antonio Martínez López, director del Centro Cibeles, ha manifestado que supone un "acontecimiento histórico" la exposición del Belén de Salzillo, "algo absolutamente extraordinario, que nos llena de enorme satisfacción, porque nos pareció un deseo inalcanzable".

El Belén fue realizado por Francisco Salzillo entre 1776 y 1783 para el noble murciano Jesualdo Riquelme y Fontes. Aunque los belenes se pusieron de moda en la España de Carlos III y a pesar de la sangre napolitana de Salzillo, el de la colección Riquelme se diferencia del presepe napolitano al inspirarse en el campesinado español, por su profundo sentimiento religioso y tendencia a la narración, así como por el modelado de las figuras con sus ricas policromías.

No obstante, en Murcia la tradición de montar belenes se remonta al siglo XVII, en comunidades religiosas como las Capuchinas, Agustinas, Carmelitas o Clarisas, proclives al encargo de obras relacionadas con la poética infancia de Jesús. Esta ciudad se convirtió así en un enclave decisivo para la historia del belén español y para la costumbre de introducirlo en los ámbitos domésticos. Todavía hoy Murcia es un referente mundial en la producción de belenes.

Realizado en la última etapa de la vida del escultor, esta magna obra es fundamental en su producción. Si los pasos para la Cofradía de Jesús estaban pensados para salir a la calle y manifestaban una religiosidad muy peculiar que se traducía en determinados colores, gestos y movimientos corporales, el Belén es una obra que da paso a otra nueva forma de contemplación, en un escenario más reducido y ante un tiempo más festivo como era el de la Navidad.