Tres cuarentonas completamente diferentes las unas de las otras. Lucía, Teresa y Concha fueron amigas desde la infancia, pero con el paso del tiempo un acontecimiento muy fuerte las distanció convirtiéndolas en ex amigas. Después de siete años y dos meses, Lucía decide organizar en el salón de su casa, un reencuentro entre las tres, hacer justicia y poner las cartas sobre la mesa.
Jorge Roelas, conocido sobretodo como uno de los mejores actores de la cantera de series y cine español, ahora se lanza con su segunda obra de teatro como autor. Ha conseguido unos resultados maravillosos y de gran éxito, primero en Alicante y Valencia y en la actualidad en Madrid, en el Teatro Bellas Artes.
Una comedia ácida que trata temas tan humanos como la intolerancia, la crueldad. Tres mujeres que no están reconciliadas con el pasado, que llevan arrastrando todos sus “lastres” desde la adolescencia, influyendo estos en sus vidas y también en la de sus hijas y parejas. Y aunque escrito, dirigido e interpretado en el estado más puro del humor, no deja de ser una comedia que también invita a la reflexión.
Anabel Alonso representa a Concha; una mujer sin pelos en la lengua, que dice todo lo que piensa sin tener jamás en cuenta los sentimientos de los demás. Una interpretación explosiva, un personaje creativo, estrambótico a la vez que orgánico, una actuación estupenda. Anabel nos vuelve a demostrar que tiene un don para hacer reír a los demás.
Ana Fernández encarna a Lucía que en su adolescencia fue una niña bastante entrada en carnes (o como diría Concha), ¡una gorda!, que tuvo que soportar la crueldad por parte de sus dos ex amigas. La actriz está maravillosa; consigue, por momentos que el público tenga piedad de su personaje, es delicada y ha sufrido mucho, pero al instante da una vuelta completa a las emociones convirtiéndose en una desequilibrada simpatiquísima.
Marta Belenguer da vida a Teresa, la más promiscua de todas. Una persona que nunca se ha gustado así misma y se ha tenido que reconstruir para agradar a los demás, sobretodo a los hombres. Desde luego una actuación muy bien construída.
Destacar la dirección de Heidi Steinhardt, una representación dinámica, con un ritmo casi apabullante, que corta la respiración, lo que hace imposible que el público desconecte un solo segundo de lo que está sucediendo. Además, consigue una perfecta armonía entre las actrices y los personajes, que son completamente diferentes pero muy bien compensados.
Ojalá Lastres siga llenando los patios de butacas para que muchas personas puedan disfrutar y reír de esta magnífica obra.
Crítica: Romina Vives
Fotografías: Diego Antonio Crespo-Cabrera Rojo