Pintores en la Escena continúa con el deseo del TCM de traer a sus paredes la obra de aquellos creadores de la tierra que han colaborado en el mundo del teatro. Así, nuestro vestíbulo se abre a la curiosidad del espectador, que de esa manera se encuentra con grandes aportaciones al mundo de la escenografía.
Tras Pedro Cano y Cristóbal Gabarrón, ahora toca el turno del pintor José Lucas, quizás el testigo más directo de las últimas aportaciones a la puesta en escena de José Tamayo, indiscutible referencia a la puesta en escena española del siglo XX. Divinas palabras, de Valle-Inclán, y Los intereses creados, de Benavente, resumen de manera admirable el trabajo de José Lucas en el teatro.
José Lucas (Cieza, 1945) dibuja y pinta desde muy joven, gracias a las clases que recibe del escultor Juan Solano. Estudia en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia, primero, para continuar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Madrid fija su residencia desde 1969. Pronto frecuenta tertulias y reuniones con escritores y pintores del momento, a los que retrata con notable soltura. Vive un año en Alemania, recibiendo la influencia del expresionismo abstracto, que une a la de pintores como Luis García Ochoa y Francisco Mateos González. Ha obtenido numerosos premios de pintura y realizado exposiciones dentro y fuera de España.
También destacan varios murales monumentales, como los de la Estación de Chamartín, en Madrid. Su pintura sobresale por el enérgico uso del color, su preciso dibujo y una desbordante imaginación, dentro de un planteamiento personal y libre, cuyo trazo resulta tan sólido como rotundo. Además de ilustrar libros y revistas, en los últimos años destacó su dedicación al mundo del teatro, siendo el escenógrafo del Teatro Bellas Artes dirigido por José Tamayo.