Será el sábado, 31 de marzo, a las 21:30 horas
Pentación Espectáculos se acerca este fin de semana a Teatro Circo Murcia para presentar una de las novelas españolas más populares de las últimas décadas, La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro, que está dirigida por José Carlos Plaza.
La representación tendrá lugar el próximo sábado, 31 de marzo, a las 21:30 horas. El precio de las localidades es de 18, 16 y 14 euros.
La iniciativa de convertir en obra de teatro La sonrisa etrusca partió del actor Nacho Castro, de 32 años, que quedó subyugado por el potencial dramático que late en la novela y por la historia de ese viejo campesino calabrés que viaja a Milán a casa de sus hijos, para someterse a exámenes médicos, y allí descubre a su nieto y también el amor de una mujer.
La sonrisa de la verdadera felicidad, la sonrisa del amor profundo, la del que nada pide y todo da, la sonrisa duradera, más allá del tiempo y del lugar. La sonrisa que justifica y compensa toda una vida, que llega al final cuando vemos nuestros errores y nuestros aciertos, cuando somos capaces de reconocer lo que verdaderamente importa y de lo superfluo que resulta lo que antes creíamos fundamental. La sonrisa dulce, tierna, algo burlona y enormemente placentera que cierra significativamente el ciclo vital de un ser que fue violento, justo e inflexible en sus convicciones, endurecido por la guerra y por la lucha diaria contra una agreste naturaleza indomable, el ciclo vital de un hombre seco, profundo, honesto consigo mismo pero incapaz de comprender las debilidades del otro, los matices de la existencia cotidiana o las diferentes maneras de pensar y de existir.
El camino hacia la ternura (otro buen titulo de esta historia) o las nuevas posibilidades impredecibles, sorprendentes nunca tardías o el futuro propio en los demás, serían otras imposibles síntesis de esta compleja historia de un alma que José Luis Sampedro nos ofreció hace ya más de veinte años.
De la lucha entre las convicciones de un hombre de campo en el mundo trepidante de la ciudad nace en él y en nosotros esa sonrisa, igual que la de la escultura de aquellos esposos del museo romano de Villa Giulia pero mucho, mucho más cercana.