La Plaza Díez de Revenga se convierte en una arbolada entrada a la ciudad tras las obras del aparcamiento de la Avenida de la Libertad.
La Concejalía de Medio Ambiente y Calidad Urbana ha plantado un centenario magnolio (Magnolia grandiflora), adquirido en Viveros Murcia, de más de nueve metros de altura y cuatro metros de anchura en la base en una de las isletas centrales.
Al magnolio le acompañan seis jacarandas (Jacaranda Mimosifolia), plantadas en otro parterre, con una altura total que oscila entre los tres y 3,50 metros y un calibre de tronco de entre 18 y 20 centímetros.
Al estar plantadas en círculo y semicírculo se consigue una masa vegetal frondosa y espectacular.
Este magnolio se encontraba en una vieja masía de Gerona y, por motivo de restauración, hubo que transplantarlo en un vivero próximo donde ha permanecido casi cuatro años.
Ahora preside la Plaza Díez de Revenga donde se ha instalado, por vez primera en el municipio, un sistema de microclima (fog-system) que genera una bruma de agua alrededor del magnolio lo que permite un mejor desarrollo vegetal de la planta ya que mantiene controlada la temperatura ambiente y la humedad.
Este sistema de nebulización que mantiene hidratada la madera del ejemplar se conecta a la red de riego y puede automatizarse para encenderse según las necesidades.
Además la tierra sobre la que se ha plantado se ha enriquecido con turbas ácidas y abonos específicos.
La situación a la entrada de la ciudad hace de este lugar de actuación un espacio de especial interés. Es por este motivo que la propuesta pretende ofrecer elementos de gran calidad y singularidad, conformando un espacio uniforme en toda la plaza. Con esta propuesta, la intención es situar un elemento central de gran relevancia visual, que además permita una decoración temporal según los eventos y acontecimientos que se desarrollen en esta zona.
Otra de las actuaciones que se han llevado a cabo en la Plaza Díez de Revenga es la colocación, de nuevo tras las obras, del Monumento a UNICEF, de María Teresa Defruc, en el que aparecen dos niños con la bola del mundo, y del reloj digital que marca la hora y la temperatura.