Un estudio realizado por profesoras de la Universidad de Murcia ha investigado las alteraciones ambientales que produce en los ecosistemas acuáticos el crecimiento desmesurado de carrizo, en especial, la incidencia negativa que tiene esta planta en la calidad del agua.
Aunque en primera instancia el carrizo que ha invadido las ramblas del Sureste de la Península Ibérica, como consecuencia del incremento de la superficie de regadío en esta zona, funciona como filtro natural en la asimilación de nitrógeno, posteriormente, en su deterioro y muerte, lo libera.
La alteración de la calidad del agua por aumento de nitrógeno, dicen las profesoras de Ecología María del Rosario Vidal-Abarca, María Luisa Suárez y María Isabel Arce, supone la pérdida de agua potencialmente utilizable tanto para la agricultura como para el consumo humano.
Ecológicamente, añaden, los incrementos de nitrógeno en el agua se traduce en alteraciones ambientales como la eutrofización de los cuerpos hídricos y los efectos negativos que esto tiene sobre el ecosistema acuático.
Entre sus conclusiones, las autoras señalan que existen otros procesos naturales implicados en la eliminación del nitrógeno en los sistemas acuáticos –como, por ejemplo, la desnitrificación- que son más eficaces que la asimilación biológica por parte del carrizo.