La Compañía de Danza Oriental Fenicia inaugurará mañana, a las 20 horas, en el Auditorio Víctor Villegas, el XI Festival Internacional Murcia Tres Culturas con su espectáculo DROM, un viaje a través del baile del Rajastán a España, dirigido por Cristiane Azem. Un año más, el Festival comenzará con enorme éxito y todas las invitaciones agotadas.
Esta nueva edición del Festival, a la que se espera que asistan más de 67.000 espectadores, continuará hasta el 29 de mayo con la participación de 27 países y la celebración de 64 actuaciones musicales y de danza, coloquios, cine, teatro, exposiciones y cursos universitarios.
DROM, que en romaní significa viaje o camino, narra a través del baile el largo camino emprendido por los gitanos desde el Rajastán, en India, pasando por Persia, Turquía, Centroeuropa, Egipto y Francia, hasta llegar a España.
DROM parte del Rajastán con un baile de la cultura kabelia, colorista, alegre y vital. En su periplo hasta Persia nos trae el misterio de las danzas tribales con espadas. En Turquía, la fuerza y la vitalidad de unas melodías concebidas para entretener y un baile pensado para seducir.
En Centroeuropa, la melancolía y el desgarro de un pueblo se transforma en circo y fantasía, contrapunto al inefable destino desvelado por las cartas. Ya en Egipto, el misterio de los desiertos se convierte en fiesta de ritmos y fuego, donde la unión entre la cultura árabe y la gitana se ha transformado en elemento autóctono de doble procedencia.
A su paso por Francia, DROM nos lleva a Sainte Marie de la Mer, lugar de peregrinación y muestras de devoción a Sara, la virgen negra de los gitanos. De ahí a España, llegamos a Granada, donde una canción andalusí nos abre las puertas de la Alhambra y un quejío flamenco nos lleva al Albaicín, a las cuevas donde termina nuestro viaje.
DROM hace referencia a la cultura propia de cada región y a la vez a una cultura de asimilación de tradiciones lejanas traída por las caravanas gitanas. Un viaje de siglos de intercambios de tradiciones, de permanencias culturales gracias a la música y el baile. El símbolo escogido para DROM es el chakra de Ashok, una rueda, un círculo, que está representado en la bandera de India, y también en la bandera romaní internacional. Tiene su origen en un mural de la antigua Persia. Un símbolo solar, redondo, dinámico, como las ruedas de una carroza, que gira... De ahí la presencia de los giros en todos los bailes, vínculo de permanencia y continuidad cultural desde India hasta España; el giro sobre el propio eje, evocando las rotaciones de los astros, transformando la energía en movimiento, promoviendo el viaje y el camino.
Los sonidos de Drom
Fruto de una intensa investigación, DROM está repleto de referencias y contiene elementos sonoros claves de la cultura a la que se refiere. Esta sonoridad funciona además como hilo conductor de la puesta en escena ya que desde el misterio, la sensualidad o la melancolía de sus notas invita al espectador a un viaje de sensaciones que lo transportará al siguiente destino de la caravana. La fuerza y la vitalidad de los ritmos y una algarabía melódica invadirán el escenario.
Nuestra ruta musical empieza con un tema de sonoridad hindú llamado pundela, que describe un cuento tradicional donde el personaje va lejos de su tierra buscando una vida mejor. A continuación, un tema acompañado tradicionalmente de un baile llamado roomal.
La transición a Persia se hace con una pieza clásica iraní, de tombak y santur, sus dos instrumentos claves, haciendo referencia a la gran época de la Ruta de la Seda, cuando llegaron los gitanos a Persia. Este momento se ilustra con un tema de las cortes de Uzbequistán llamado Sol del amanecer. Los crótalos de metal suenan con una percusión reiterativa y seca -típica de las culturas menos elaboradas pero llenas de fuerza vital-, en referencia al contacto de los gitanos con las tribus de las montañas en Persia y a su música misteriosa y honda.
Melodías modales y arcaicas nos conducen a Turquía, donde el nay (flauta oriental) y el ritmo de trance del ayub nos acercan a la espiritualidad de la tradición sufí derviche. En Turquía los gitanos han desarrollado unos ritmos de entretenimiento para las cortes del sultanato, de gran complejidad y virtuosismo, alegre y dinámica. Con esta pieza se da paso a la danza oriental de estilo turco-zíngaro.
Enseguida suena un tema llamado Sulukule, referencia de la cultura romaní en Turquía. Cuando la caravana se dirige a Centroeuropa suena entonces el máximo exponente de la cultura zíngara, una especie de himno llamado Ederlezi.
El viaje continúa por Francia, donde el ambiente de devoción a la Virgen Sarah, la Negra, se mezcla con la euforia del Jazz Mamouche, intenso contraste de sensaciones, típico en las manifestaciones religiosas de los pueblos gitanos.
Una vez en el Bósforo, las caravanas gitanas tienen dos posibles destinos: Centroeuropa o Egipto. Los gitanos que llegaron a Egipto han traído muchas tradiciones, pero se han encontrado con una cultura local en los márgenes del Nilo y la han hecho suya, creando una tradición distanciada de las formas turcas, utilizando los argules (gaitas primitivas) y otros instrumentos del desierto. Con una melodía faraónica se introduce el paso por Egipto. A continuación suenan temas de los Gitanos del Nilo.
Llegamos finalmente a España. Es a finales del siglo XIV cuando llegaron los primeros gitanos a España; una música muy elaborada sonaba en la Alhambra de Granada: la melodía andalusí de tradición gharnati. Pronto los gitanos mezclaron sus referencias con la cultura popular local, con aspectos de las tres culturas que convivían hasta entonces en la Península. Para DROM, se ha elegido una fusión de dos temas populares muy conocidos: La Tarara y Ya bent baladi, para sugerir la mezcla. A continuación suena un corrido gitano, forma más primitiva de la bulería, para terminar este periplo musical entre sonidos hindúes, recordando el inicio del viaje.
Cristiane Azem
De origen libanés e italiano y nacida en Brasil, Cristiane Azem lleva 16 años afincada en Madrid. Directora, coreógrafa y bailarina de FENICIA Compañía Española de Danzas Orientales, fue nominada en 2008 como mejor artista intérprete de danza en los Premios Chivas de Artes Escénicas por DROM.
Posee una amplia formación en danza y expresión corporal y su especial interés por las raíces del flamenco ha sido el origen de la creación de DROM. Cristiane busca a través de una primorosa puesta en escena integrar la esencia racial de estas culturas al lenguaje escénico. La libertad creativa es esencial en su trabajo, que no pretende ser un reflejo de folclores específicos sino dar un aire de atemporalidad a las esencias expresivas y atávicas del ser y de interrelación entre las culturas, buscando para ello elementos que las integren en el largo viaje de idas y vueltas del arte. Fruto de todo esto, FENICIA se consolida como una referencia en las danzas orientales en España, convirtiéndose en la primera compañía de estas características en ser programada en temporada oficial en un teatro de España, con gran éxito de crítica y público.
Desde hace años, dirige su propia compañía de danza en Madrid, y ha desarrollado una intensa labor en la divulgación de las danzas orientales en España. Después de sus obras DROM (busca los orígenes del flamenco y cuenta el viaje de los gitanos desde India a España), MEDITERRANEA (abre las puertas de una identidad común a los pueblos Mediterráneos, a través de la mitología), y GALATA –Bizancio- Constantinopla-Istanbul (cuenta la historia de Estambul desde su fundación por los griegos), Cristiane Azem trabaja en la elaboración de POESÍA (sobre textos de Baudelaire, Fernando Pessoa y García Lorca) y ZIRYAB, un espectáculo sobre la España de las Tres Culturas en colaboración con Eduardo Paniagua.