Murcia, 15 oct (EFE).- Cientos de personas, unos 300 según la Policía Local y entre 2.000 y 3000 según el artista italiano Leo Bassi, siguieron hoy el rumbo y las denuncias de un improvisado "Bassibus" realizado por su cuenta por el centro de Murcia, días después de que fuera desprogramado del festival Alter-Arte.
Tres horas de espectáculo-mitin en el que una veintena de personas fue subiendo a la plataforma móvil en que se convirtió un andamio con ruedas forrado con tela sobre la que unos grafiteros pintaron las ventanas del autobús que no pudo circular tras ser suspendido de la programación por el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, porque Bassi "no informó de su contenido", aunque éste alude a "censura" por coincidir con el 14 Congreso Regional del PP.
Finalmente, fueron escuchadas reivindicaciones de denunciantes que lanzaron con el micrófono que Bassi les ofreció mensajes proteccionistas del medio ambiente de Marina de Cope y del río Segura, por la ocupación de edificios abandonados, contra la especulación inmobiliaria en el barrio de La Paz de la capital, el negocio fraudulento del agua, la corrupción política de Totana, el desamparo de mujeres solteras y el abandono del transporte público.
También fueron denunciadas la inyección de cientos de miles de millones a la banca, el trato de favor a la universidad Católica San Antonio y a la educación privada en general por parte del ayuntamiento de Murcia y del Gobierno regional, ambos ocupados con mayoría absoluta por el PP, y agresiones al patrimonio cultural como la del castillo de Lorca, donde se construye un parador nacional.
La anunciada noticia bomba de alcance nacional que Bassi prometió ayer se quedó en que el servicio de seguridad privado contratado con motivo de una visita a Murcia del presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, era el mismo que usó una constructora para desalojar a una familia de una finca de su propiedad intimidándola y lesionandola para que construya allí un hotel de lujo en esa ciudad una empresa vinculada a las Koplovich, según denunció un afectado.
El momento cumbre de la noche vino cuando una chica brindó y lavó en un barreño con champán los pies a una mujer residente en el barrio de La Paz, donde el constructor local José López Rejas levantará nuevas casas tras derribar las de protección oficial.
Canciones de Rubén Blades, Pink Floyd, Rock and Press y La Banda del Pepo, además de un grupo de percusionistas, amenizaron las esperas entre intervinientes y los recorridos, durante los cuales fueron rebautizadas con grandes pegatinas azules dos vías públicas.
La Trapería pasó a llamarse calle Timo de La Paz, en referencia al barrio citado, y la plaza de Julián Romea, del Príncipe Pedro Alberto, en referencia al consejero que decidió que Bassi no actuara, por lo que dimitieron el director del festival, Nelo Vilar, y más de 60 artistas programados, luego sustituidos en parte.
"Es un coñazo escuchar todo esto", dijo Bassi parafraseando el desliz de Rajoy sobre el día de la fiesta nacional, "pero es importante porque es la verdad", tras lo que pidió a la gente que le "echara cojones" y no tuviera miedo para denunciar más injusticias.
Otro momento importante fue la intervención de Floren Dimas, presidente de la asociación Amigos de los Caídos por la Libertad (1939-1945), quien denunció primero la desaparición de su cartera y de su chaqueta, y luego la oposición del presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y del obispo de la diócesis, Juan Antonio Reig, a eliminar los símbolos franquistas, "seguro que porque ellos lo son".
En este punto, Bassi leyó un fragmento de una columna que Cruz escribió en el diario La Razón: "El que defiende que hay remover el pasado no ayuda al presente. No hay que mirar atrás; hace falta olvidar, estamos obligados a ello porque ha llegado el momento en el que el peso del pasado se ha hecho insoportable (...) Ante escenarios de muerte, sólo cabe postular la necesidad de una cultura de la amnesia que termine con la tiranía del recuerdo". EFE