Mostró su gratitud hacia la Virgen, al igual “que tantas generaciones que a lo largo de la historia se han postrado en el templo carmelita compartiendo inquietudes y ruegos”
“El Barrio del Carmen se viste con sus mejores galas. Murcia entera se echa a la calle. Cantamos juntos a María, y lo hacemos desde la fe, desde el corazón, desde el recuerdo emocionado de aquellos momentos que vivimos ya de niños, cuando aprendimos a ser marianos como medio imprescindible para alcanzar a Cristo”.
Con estas palabras, el presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, ensalzó la gran devoción personal y de la ciudad de Murcia hacia la imagen venerada en el templo carmelitano, en el pregón de Coronación de la Virgen del Carmen, pronunciado hoy en la Iglesia del Carmen de Murcia. Un acto previo a la Coronación Canónica de la Virgen, que tendrá lugar el próximo sábado en la Plaza del Cardenal Belluga.
Valcárcel mostraba su gratitud hacia la Virgen al igual “que tantas generaciones como, a lo largo de la historia, se han postrado en este vetusto templo carmelita elevando la mirada y el corazón, compartiendo inquietudes, anhelos y ruegos”. Además, según dijo, “del honor que se suma al de haber sido también nombrado padrino de la coronación de la Virgen, como tan bello y merecido acto de gratitud y fervor”.
El presidente de la Comunidad realizó en su pregón un recorrido por sus vivencias religiosas a través de sus recuerdos infantiles y momentos vividos, “en mis visitas a este templo en las que uno aprendió a ser carmelitano y colorao, a emocionarse en el sentimiento y a dirigir en peticiones sencilla y sinceras mis oraciones a la Santísima Virgen del Carmen”.
“Escenas y recuerdos también de adolescencia y juventud, de devoción y de asentamiento de una fe que crecía con las personas, para hacerse más madura sin perder un ápice de cariño hacia la figura de la Madre de Dios”, dijo.
De esta forma, evocaba el pregonero los momentos compartidos en un entorno familiar, de colegio, de cofradía y de barrio en el entorno de la Iglesia del Carmen, además de los acontecimientos históricos más importantes vividos en la ciudad de Murcia entorno a las diferentes advocaciones marianas.
En 1927 se coronó la imagen de la Patrona de la ciudad y de su huerta, la Virgen de la Fuensanta. En aquella ocasión, en el Puente Viejo, sobre el mismo río Segura. En el cenit de la unión de Murcia con su Barrio del Carmen, el Nuncio de Su Santidad y el Obispo de Cartagena depositaban sobre sus sienes la bella corona de orfebrería.
“Casi ochenta años después, en 2006, la profunda devoción por la Dolorosa que tallara dos siglos y medio antes Francisco Salzillo, tuvo su reflejo en la coronación de la talla que tuvo lugar en la plaza del Cardenal Belluga, dándose la curiosidad de que tanto el Puente Viejo como el imafronte catedralicio, marcos arquitectónicos de ambas coronaciones, son obra del mismo autor: el genial Jaime Bort y Meliá”, explicó.
Coronaciones y muestras de cariño de Murcia a las que el presidente Valcárcel se refirió como “múltiples advocaciones para una misma Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra” y a la que, “es como Madre de todos nosotros que, desde cada lugar del mundo, desde cada rincón, cada capilla, cada templo o cada casa, recibe el amor filial en múltiples advocaciones.
Historia del barrio carmelitano
El presidente hizo referencia a los avatares históricos vividos en el Barrio del Carmen, en los que siempre ha estado presente la veneración de sus habitantes hacia la Virgen. “Desde su iglesia ha escuchado las plegarias que a Ella se elevaban en momentos de especial dificultad, como las riadas que otrora angustiaran a los vecinos del Barrio o la sequía, la falta de agua que sigue siendo motivo de preocupación de todos”, indicó.
Por otra parte, Valcárcel también tuvo palabras para la orden religiosa de Los Carmelitas, “que se asentaron en Murcia y así, con el tiempo, el antiguo barrio de San Benito, tornó su nombre por el de la Señora que, desde el convento extendía sobre el mismo su manto protector”. Y para ello, dijo, “superaron no sólo las dificultades de los tiempos o las rivalidades con otras órdenes religiosas, sino también la costosa comunicación con Murcia a través de un río que en ocasiones se tornaba bravío, el antiguo convento carmelitano se mantuvo firme hasta que en la noche del 14 de octubre de 1651 llegara una de aquellas temidas riadas, la llamada de San Calixto, en la que la fuerza de las aguas se adentró en el barrio, produjo la desolación y se llevó con aquellas aguas el convento”.
Cien años tardarían los carmelitas en ver de nuevo en pie un templo para su convento, un largo siglo en que los carmelitanos se encontraron huérfanos de parroquia y de iglesia, hasta que ya avanzada la segunda mitad del siglo XVIII vieron finalizadas las obras del nuevo templo en la que ubicar a su Patrona, “a la misma que hoy veneramos y a la que, en unos pocos días, el Obispo de Cartagena, Monseñor Reig Pla, coronará ante miles de fervorosos devotos”, añadió.
Por último, Valcárcel se despidió en su pregón con un emotivo recuerdo hacia su familia, en especial, hacia la figura de sus padres, “por tan buenos recuerdos, tantas leyendas, y costumbres”, pero muy especialmente, “por tan profunda fe transmitida”, concluyó.