La edad, el número y el tipo de partos, el tipo de actividad física, la ausencia de trabajo específico del suelo pélvico y el sobrepeso son algunos factores que pueden influir negativamente en su salud
A menudo oímos hablar del suelo pélvico. A su vez, es un gran desconocido, porque está mayoritariamente dentro del cuerpo, se sitúa en una zona íntima y no es una sola cosa, sino que incluye varias estructuras y tejidos. El suelo pélvico es, de hecho, la parte inferior de una especie de cápsula que envuelve los órganos de nuestro tronco, formada también por el diafragma, en la parte superior, por los abdominales, en la parte delantera, y por los músculos profundos de la espalda, en la parte de atrás. No lo vemos, pero tiene funciones muy importantes que influyen directamente en la calidad de vida de todas las personas, independientemente del sexo. ¿Cómo podemos conseguir mantener una salud óptima del suelo pélvico? Los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) coinciden en que hay que estudiar a cada persona en concreto y que tener conciencia de las sensaciones corporales asociadas a los movimientos del suelo pélvico es el primer paso. Porque no siempre la solución es fortalecerlo.
¿Cómo es y para qué sirve?
"Un 30?% del suelo pélvico es tejido muscular y un 70?%, tejido conjuntivo, una red tridimensional formada principalmente por colágeno", explica Cristina Rotllan Serra, profesora colaboradora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC y experta en fisiología de la mujer, deportes y lesiones.
"El tejido conjuntivo sostiene los órganos urinarios y genitales situados en la pelvis y mantiene la estructura y la función de esta zona. Hay una clase de músculos que también participan a la hora de mantener los órganos de la pelvis menor en su lugar, como el útero, la vagina y el clítoris en las mujeres. Y otros que tienen más capacidad de hacer fuerza o contracciones rápidas", detalla. Estos últimos son, por ejemplo, los músculos de los esfínteres que se relajan cuando orinamos o defecamos, o los que permiten que los hombres tengan erecciones y que las mujeres tengan una entrada de la vagina muy tonificada y sana.
"El suelo pélvico protege el útero, la vejiga de la orina y otros órganos internos de la gravedad y de cualquier factor externo, como, por ejemplo, un golpe. También contribuye a mantener la estabilidad de la zona pélvica y lumbar, que es muy importante para la estabilidad de todo el cuerpo", añade Alba Solera Sánchez, profesora del mismo máster, doctora en hábitos saludables, condición física y calidad de vida, y entrenadora personal.
En cuanto a los esfínteres, Solera recuerda que "un suelo pélvico que no está sano puede provocar incluso dolor en las relaciones sexuales en las mujeres y disfunción eréctil en los hombres". De hecho, aclara, "los músculos del suelo pélvico de los hombres normalmente son más gruesos y más duros, y los de la mujer, más elásticos y flexibles. Pero es importante para la salud de todo el mundo".
¿Cómo se deteriora?
"Sabemos que la edad, el número y el tipo de partos, el tipo de actividad física, la ausencia de trabajo específico del suelo pélvico, el sobrepeso u otros factores que incrementen la presión de la cavidad abdominal, como la tos crónica, pueden influir negativamente en su salud", detalla Cristian de Guirior Martínez, especialista en ginecología del Hospital Clínico de Barcelona y profesor colaborador de la especialización de Nutrición y Estilos de Vida Saludables de la Mujer de la UOC.
"También el embarazo, tocar instrumentos de viento o los deportes de especial impacto, como correr o saltar", añade Rotllan. "Tenemos que estar atentos al suelo pélvico para evitar incontinencia urinaria o fecal, prolapso de los órganos de la pelvis, hernias o diástasis abdominales, estrechamiento, apertura vaginal, dolor pélvico o disfunciones sexuales", subraya la experta en fisiología de la mujer.
¿Cómo mejorar la salud del suelo pélvico?
"Es difícil, incluso arriesgado, generalizar las recomendaciones, porque las situaciones personales pueden variar muchísimo", empieza Solera. "Lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico, que pasa por una exploración física detallada y, en algunos casos, pruebas específicas por parte de un profesional experto", continúa de Guirior.
"Una vez establecido el estado del suelo pélvico y las causas de la disfunción, las opciones terapéuticas serán diferentes en función del caso y de la sintomatología. Estos tratamientos pueden pasar por ejercicios específicos de suelo pélvico, sesiones de fisioterapia, actividad física dirigida o, incluso, en los casos más graves, tratamiento quirúrgico", indica el experto.
Sea como sea, los tres profesores de la UOC coinciden en una premisa básica: hay que tener conciencia de lo que es el suelo pélvico y de sus sensaciones asociadas. "El entrenamiento con conciencia es lo que nos ayudará a tener un suelo pélvico más saludable", resume Solera. "Todo tiene solución, independientemente de la edad o de los antecedentes, si, primero, tomamos conciencia de la musculatura y, después, aprendemos a entrenarla y vamos progresando", insiste.
La entrenadora personal propone una manera para progresar en el entrenamiento del suelo pélvico: "Primero recomendaría los ejercicios de Kegel junto con los hipopresivos y, más adelante, ejercicios del músculo transverso abdominal y propiocepción. Finalmente, la combinación de todas las técnicas de entrenamiento nos ayudará a mantener un suelo pélvico saludable. Siempre, poniendo conciencia en la respiración y la musculatura que trabajamos".
No siempre se trata de fortalecer
Finalmente, como recuerda Rotllan, hay que tener presente que no siempre el objetivo es fortalecer cuando hablamos de un suelo pélvico saludable. "La hipertonía del suelo pélvico también se considera una disfunción que puede provocar dificultades para orinar o dolor en la penetración vaginal", advierte. En estos casos, dice, es recomendable hacer sesiones de fisioterapia para relajar la musculatura y hacer un trabajo de conciencia propioceptiva del suelo pélvico. Rotllan también insiste en la importancia de mantener una buena postura corporal, "tanto cuando estamos sentados o de pie, como cuando hacemos ejercicio físico".