El fugado contaba con una extensa red de vínculos familiares que facilitaban su ocultación en un bloque de viviendas del distrito madrileño de Moratalaz, cambiando constantemente de domicilio dentro del mismo
El fugado, que fue condenado a 24 años de prisión, contaba con una extensa red de vínculos familiares que facilitaban su ocultación en un conocido bloque de viviendas del distrito madrileño de Moratalaz, cambiando constantemente de domicilios dentro del mismo. La investigación -que se ha prolongado varios meses debido a que el arrestado salía al exterior de forma fugaz y tapándose la cara para evitar ser visto- se enmarca dentro de la Operación Violeta, dirigida a la localización de los fugitivos reclamados por los delitos sexuales de mayor pena en nuestro país.
Los hechos que han motivado la investigación se remontan a septiembre de 2011 cuando la víctima coincidió con el fugado, que se encontraba junto a otros dos individuos, en un bar de copas de Madrid. Posteriormente se desplazaron hasta otra zona de la capital donde introdujeron a la mujer, a la fuerza, en el interior de un inmueble. Allí la tiraron al suelo y, mientras la sujetaban por los brazos y las piernas, la agredieron sexualmente de forma repetida y simultánea. El arrestado fue condenado en 2016 a 24 años de prisión, si bien se encontraba en paradero desconocido desde entonces.
Las pesquisas tendentes a la detención del fugitivo se iniciaron a principios de 2022 en el marco de la Operación Violeta, dirigida a la localización de los fugitivos reclamados por los delitos sexuales de mayor pena de España.
Sus constantes cambios de domicilio y la extensa red de vínculos familiares con la que contaba facilitaban su ocultación
La investigación se ha prolongado durante meses debido a que el fugitivo contaba con una extensa red de vínculos familiares que facilitaban su ocultación en un conocido bloque de viviendas del distrito madrileño de Moratalaz. En este sentido, cambiaba constantemente de domicilio dentro de la zona, aprovechando que la vivienda de su mujer y la de otros familiares eran colindantes. Además, apenas se le veía salir al exterior y cuando lo hacía era de forma fugaz, colocándose una mano delante de la cara para evitar ser reconocido.
Finalmente, los agentes consiguieron acreditar que el fugitivo se encontraba en uno de los domicilios investigados. Por este motivo, a mediados de marzo realizaron un dispositivo policial en las inmediaciones de la zona que permitió su detención.