Las redes sociales potencian contenidos relacionados con el aprendizaje de lenguas para no ser percibidas como un pasatiempo superficial
Redes sociales como Instagram o TikTok están asociadas al consumo de información banal. Sin embargo, una nueva tendencia de usuarios que se dedican a ofrecer píldoras de aprendizaje informal de idiomas puede hacer cambiar esta impresión. Cuentas como @speakenglishnow, de TikTok (con 372.400 seguidores), o @tita.english (126.000 seguidores), @pippi.english (209.000 seguidores) o @elprofeguiri (32.800 seguidores), de Instagram, son solo algunos ejemplos de esta nueva tendencia. El fenómeno se extiende en las redes con vídeos que reúnen las características propias de estas plataformas y que difunden palabras, expresiones y otros conocimientos prácticos en relación con los idiomas. Expertos de la UOC en comunicación y aprendizaje de lenguas analizan los pros y contras de esta nueva tendencia.
Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y experto en redes sociales, recuerda que pasamos mucho tiempo en estas plataformas y esto hace que "cada vez hagamos más cosas en ellas". Esto también puede incluir aprender idiomas, "una eterna asignatura pendiente" para muchos y que ahora las redes sociales pueden facilitar. Además, según el experto, son las propias plataformas las que "potencian proactivamente este tipo de contenidos para no ser percibidas como un pasatiempo vacuo que nos engancha, pero que no aporta más valor que el mero entretenimiento".
Factores que permiten el éxito de los vídeos de idiomas en las redes sociales
Lalueza destaca que los formatos audiovisuales "casan muy bien con el aprendizaje de lenguas", porque permiten "oír una pronunciación y ver literalmente cómo se articula cada palabra". Además, las imágenes también pueden ayudar a definir conceptos, y la narrativa "permite reproducir diálogos y situaciones cotidianas" con apoyo textual, si es necesario. La interacción entre el creador de la publicación y los seguidores también facilita que los contenidos puedan ajustarse al interés de los usuarios. El formato de píldora, además, nos aleja de la idea de que aprender una lengua es una tarea "titánica". A través de las redes, la sensación es que hacerlo resulta más digerible.
En opinión de Lalueza, "todo lo que propicia el aprendizaje y la consecución de competencias relevantes social y profesionalmente es positivo". Que las redes sociales ofrezcan este tipo de contenido puede hacer que la experiencia resulte "entretenida y gratificante", de modo que "incrementa la motivación". Sin embargo, el experto advierte del riesgo de quedarse con la idea de que "todo se puede llegar a aprender sin esfuerzo". "Aprender nunca debería ser una tortura, pero tampoco podemos pensar que siempre tiene que ser fácil y divertido, porque hay conocimientos, habilidades y actitudes que nunca adquiriremos si no ponemos de nuestra parte", avisa Lalueza.
Advertencias que hay que tener en cuenta sobre los vídeos de idiomas en las redes sociales
Por su parte, Joseph Hopkins, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades y director del programa de Lenguas, advierte que, muchas veces, detrás de estos perfiles dedicados a idiomas en las redes sociales hay un interés comercial. "Normalmente, muchas de estas cuentas son cebos de academias o escuelas en línea para que los seguidores se apunten a sus cursos", afirma. Hopkins comprende el éxito de estas píldoras porque se centran en conceptos gramaticales, expresiones o vocabulario para atraer a los usuarios, que van adquiriendo algún conocimiento mientras van en transporte público, por ejemplo.
El profesor opina que está bien seguir este tipo de perfiles, pero hace una advertencia. "No todo es gramática, vocabulario o expresiones: lo que necesitas es tener la oportunidad de poner en práctica este conocimiento", afirma. Para Hopkins, este tipo de contenido es un recurso para entretenerse en situaciones cotidianas, pero subraya que es una adquisición de conocimiento "que no tiene estructura, es un poco arbitrario y contiene información más o menos útil". Además, Hopkins también destaca que algunos contenidos quizás "no pasan ningún control de calidad, como podría ser el de una editorial de libros de idiomas como las de Cambridge u Oxford", en el caso del inglés. El profesor enmarca la tendencia como una nueva forma de hacer publicidad "un poco encubierta".