Las mascotas aportan tantos beneficios a la sociedad, que pueden confirmarse, a través de estudios y con proyectos como el de Dogtor Animal, que aporta perros a los juzgados para aliviar el estrés y la ansiedad en menores
BetterWithpets Prize de Purina premió el proyecto Courthouse Dogs Research de Dogtor Animal por aportar una solución real fortaleciendo el vínculo entre perros y personas en procesos judiciales
Además de pasar buenos momentos y de aportarnos grandes dosis de felicidad, está demostrado que el vínculo humano-animal aporta muchos beneficios al conjunto de la sociedad. En Purina están convencidos de lo mucho que ofrecen los animales a todas las personas, por eso, la compañía lleva a cabo los BetterWithpets Prize, unos premios que buscan destacar a emprendedores sociales que aprovechan el poder del vínculo humano con las mascotas para transformar la sociedad.
Estos premios tienen como finalidad premiar a organizaciones que ponen de manifiesto de forma empírica este vínculo y que sirven para confirmarlo y validar las ventajas reales que aportan a la gente. Además, Purina lleva años realizando una amplia investigación sobre el vínculo humano-animal para entender cómo esta unión es beneficiosa en diferentes aspectos de la vida. Y la principal conclusión que se ha obtenido es que las políticas favorables a las mascotas pueden crear resultados positivos para nuestra sociedad, impactando a nivel social, económico y en la salud de las personas.
En este sentido, el proyecto ‘Courthouse Dogs Research’, de Dogtor Animal, ha sido finalista de la edición 2020 de los permios, por ser un proyecto que aporta soluciones reales a través del fortalecimiento del vínculo entre perros y personas. En él se trabaja con perros adiestrados que acompañan a los y las menores durante las entrevistas forenses que se realizan en los diferentes procesos judiciales en los que están implicados para que se sientan seguros y más tranquilos. Se trata de una propuesta que ha puesto en marcha Dogtor Animal, un proyecto que intenta mejorar la calidad de vida de las personas mediante la implementación de un programa de atención a la víctima asistido con animales vinculado con la psicología de emergencias necesaria en estos ambientes. Se trata de un servicio pionero en España que se desarrolla actualmente en los Juzgados de la Comunidad de Madrid.
El hecho de que un menor cuente con el acompañamiento de un animal entrenado, le aporta multitud de cosas positivas que pueden hacer que su paso por el juzgado tenga repercusiones negativas a nivel emocional y psicológico. Algunas de las ventajas de estas intervenciones son:
Ayudan a que los niños perciban los juzgados de manera positiva: cuando los niños ven y saben que al llegar al juzgado van a ser acompañados por un perro su predisposición a venir aumenta e incluso disminuye la ansiedad que aparece días antes de comenzar el proceso.
Crean un recuerdo positivo: al terminarse su paso por el juzgado, el menor se lleva consigo una experiencia positiva en relación al estrecho vínculo que ha tenido con su perro de apoyo durante toda la experiencia judicial, hasta el punto de no querer abandonar el propio juzgado cuando es hora de irse.
Ayuda a paliar la soledad y actúan de colchón emocional: durante las entrevistas judiciales la compañía que brinda el perro hace que el niño o la niña no se sienta solo y promueve que este se encuentre en un estado emocional más proactivo.
Generan un efecto protector y de gestión emocional: los perros de apoyo ayudan a que el menor se sienta más protegido a la hora de realizar las entrevistas judiciales, además de que favorece a su equilibrio emocional. De esta forma, se facilita la relación y la interacción entre el pequeño y los profesionales judiciales, haciendo que estos últimos sean percibidos como personas más confiables al ir acompañados de un perro de apoyo.
“La experiencia de estar involucrado en un proceso judicial es algo estresante para cualquiera. Ahora os pido que imaginéis a un niño o una niña que se vea involucrado en estos procesos, que tenga que asistir a estancias judiciales para ser entrevistado por personas que no conoce, a los que debe contar experiencias muy personales y en algunos casos extremadamente difíciles”, explica Vanessa Carral, la codirectora de Dogtor Animal.
Sònia Sáez, Veterinaria y responsable de comunicación de Purina, añade “Hacen falta más proyectos como el de Dogtor Animal que ayuden a cada vez más personas en diferentes ámbitos de la sociedad. El acompañamiento de los perros y el vínculo que crean con nosotros los humanos, aporta tantos beneficios al bienestar de ambos que este debe ser un ejemplo para invitar a más organizaciones a que lo hagan”.
¿Cómo deben ser los perros de intervención?
Para poder realizar este tipo de tratamientos con éxito, se selecciona a los perros que mejor se adapten a este tipo de labores. Empezando por su aspecto físico, este debe de ser agradable para el niño, con un color de pelo dulce y textura suave, así como con un tamaño medio para que sean más manipulables y accesibles físicamente, sobre todo para personas que están en cama, en silla de ruedas o que tengan algún problema de movilidad. Asimismo, la raza del animal no debe ser una en concreto, ya que la selección de este se hace en base a la personalidad de cada animal. Y es que estos perros luego entran en un programa de socialización y en una escuela de perros de intervención para que disfruten de lo que hacen, independientemente de la persona a la que asistan, tanto si trabajan con menores, con adultos mayores o con mujeres supervivientes de violencia de género, por ejemplo.
A pesar de que hay que tener en cuenta que algunos tipos de perros se adaptan más a esta clase de tareas debido a su genética. Algo parecido ocurre con el sexo, pues en principio tanto una hembra como un macho pueden realizar este trabajo correctamente, aunque en el caso de estos últimos su comportamiento se puede ver alterado si en su entorno hay hembras en celo. Preferiblemente, se utilizan perros jóvenes o ya adultos, es decir, ni demasiado pequeños de edad ni excesivamente mayores.
Por lo que respecta a su personalidad, el perro debe ser emocionalmente estable sin problemas de comportamiento, abierto a sociabilizar con otros perros y/o personas, confiable y previsible, además de que es importante mantenerlo motivado ya sea con premios, juegos, entre otras cosas, para promover que el animal realice determinadas acciones. Por último, hay que tener en cuenta el nivel de sensibilidad del can. Es decir, el grado de respuesta que este tiene frente a un estímulo debe ser de intensidad media a nivel mental, y media-baja en el caso corporal.