La violencia sobre la mujer es un problema de salud pública, por ello desde el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) nos sumamos al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con un cartel divulgativo en el que ponemos el acento en la señal internacional de auxilio para las mujeres que se encuentren en una situación de peligro.
Pero, además, queremos subrayar el papel que tiene el personal sanitario en la detección temprana de lesiones sospechosas o comportamientos anómalos en las víctimas de violencia y, por supuesto, demandar mayor formación para conseguir que esta detección temprana sea más efectiva, sensibilizando y capacitando a los profesionales para que atiendan las necesidades con empatía y sin actitudes moralistas.
La violencia de pareja y las agresiones sexuales provocan en las mujeres graves problemas de salud física, mental, sexual y reproductiva a corto y largo plazo: embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos, infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, cefaleas, síndromes de dolor (espalda, abdominal o pélvico crónico), trastornos gastrointestinales o limitaciones de la movilidad. Pero, además de las secuelas físicas, estas formas de violencia pueden llevar al suicidio y causar depresión, estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad, insomnio, alimentarios, problemas con el alcohol o las drogas y prácticas sexuales de riesgo.
"Los TCE somos los profesionales sanitarios que más cerca estamos de la paciente, por ello, debemos ir más allá de la atención y actuar en la prevención a través de una detección temprana y, para ello, tenemos que tener siempre presente que, en muchas ocasiones, los golpes no son físicos, por lo que debemos estar atentos a cambios de comportamientos, actitudes… que pueden indicarnos si la paciente está siendo víctima de violencia verbal, vejaciones o humillaciones, por ejemplo. Por ello, los profesionales sanitarios necesitamos tener la formación adecuada que nos permita conocer los signos, detectarlos, investigarlos, indagar en los factores de riesgo, o en la frecuencia con que actúa el maltratador para poder ofrecer una atención eficaz y eficiente a las víctimas", explica Daniel Torres.