17 de junio, Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía

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¿Qué puedo hacer yo? Cinco ideas para contribuir desde el hogar a proteger el agua y frenar el cambio climático

17 de junio, Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía

Las altas temperaturas registradas durante el mes de junio confirman la evidencia del cambio climático, y la Organización Meteorológica Mundial pronostica un verano más cálido de lo normal en gran parte del hemisferio norte. En España, la AEMET ha anunciado que se esperan temperaturas de hasta 2 grados por encima de la media, con precipitaciones más escasas de lo habitual. 

Con este contexto, mañana, 17 de junio, se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, y la empresa social AUARA, que dedica el 100% de sus dividendos a proveer de acceso a agua potable a países que carecen de ella, quiere hacer un llamamiento para recordar el riesgo que corre nuestro país de sufrir serias consecuencias derivadas del calentamiento global, incluida la escasez de agua.

Algunos datos relevantes: dos terceras partes del territorio español son consideradas ya zonas áridas o semiáridas, y según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el 75% del territorio español está en riesgo de convertirse en desierto a lo largo de este siglo. Es representativo que 9 de los 10 veranos más cálidos registrados por la AEMET han tenido lugar en el siglo XXI, y que 7 de las 10 cuencas hidrográficas con mayor estrés hídrico de toda Europa están en España. 

“En AUARA, a través de los proyectos que realizamos en diversos países de África, Asia y  América Latina  sabemos bien cómo es la vida sin agua, y aunque ahora mismo nos parece un problema lejano, puede estar más cerca de lo que pensamos”, asegura Antonio Espinosa de los Monteros, CEO y cofundador de AUARA.

Por este motivo, la empresa social quiere aprovechar esta efeméride para concienciar a la población de la importancia de hacer un uso responsable del agua y proteger el medio ambiente para, entre todos, frenar el cambio climático. Para ello, recuerda que hay sencillos gestos que, integrados como rutinas en nuestro día a día, pueden conseguir grandes cosas:

Si sirve, reutiliza, y si no sirve, recicla. Todos los desechos que se generan en casa se pueden depositar en el lugar adecuado para causar el menor daño posible al medio ambiente. Pero también es importante no deshacerse de aquello que todavía está en buen estado, aunque a ti ya no te sirva. Con un poco de creatividad, hay muchas formas de dar una segunda vida a determinados objetos. Y también existen iniciativas de economía circular que permiten a otras personas aprovechar aquello que otros no necesitan, evitando comprar nuevos productos y, de ese modo, reduciendo el gasto de materias primas y las emisiones de CO2 resultantes de los procesos industriales.

Siempre que puedas, evita el plástico de un solo uso. Todos sabemos ya lo perjudicial que es este material para los océanos y el medio ambiente, por la cantidad de años que tarda en degradarse. Por eso, es recomendable utilizar bolsas de tela para hacer la compra, elegir productos a granel (esto puede llegar a reducir la huella medioambiental de una persona en un 71%) o envasados en otros materiales; y en el caso de utilizar plástico, fijarse en que sea reciclado, como las botellas de AUARA, pues de este modo se evita el uso de petróleo y se reducen las emisiones de CO2, además de contribuir a reducir el volumen de plástico que ya existe en nuestro planeta.

La energía, mejor limpia y en la cantidad justa. Si tienes la posibilidad de instalar en casa algún sistema para que tu electricidad proceda de fuentes renovables, no lo dudes. Procura elegir electrodomésticos y bombillas de bajo consumo, evita dejar luces encendidas de forma innecesaria, y practica un uso controlado y razonable de los sistemas de climatización. En tus desplazamientos, apuesta por el transporte público y vehículos eléctricos siempre que puedas, y recuerda que andar en bici es sano, no contamina, te ayuda a estar en forma y además, está de moda.

Plantas y árboles, cuantos más mejor. Si tienes jardín o terraza puedes contribuir a regenerar la atmósfera y a compensar tu huella de carbono plantando en ellos flores y plantas, a ser posible adaptadas al clima de la zona para que no necesiten agua adicional en exceso. Las plantas producen oxígeno, absorben CO2 y favorecen la biodiversidad. Si te animas a probar con un huerto urbano, podrás consumir hortalizas más saludables que no necesitarán envases ni generarán emisiones con su transporte. Además, puedes colaborar con varias iniciativas que plantan árboles para reforestar determinadas áreas dañadas del planeta o para regenerar el medio ambiente en zonas con mayor nivel de contaminación.

El agua, como si fuera un tesoro. Si la tenemos, es para disfrutarla, pero con consciencia y sin malgastarla. Por cada minuto que pasas en la ducha gastas unos 20 litros de agua, otros 10 litros desaparecen cada vez que tiras de la cadena, la lavadora se lleva entre 60 y 100 litros… Por eso es importante cerrar el grifo mientras te enjabonas o te lavas los dientes, o no poner la lavadora ni el lavavajillas si no están llenos. Pero también puedes aprovechar el agua que dejas correr hasta que se calienta para fregar el suelo, regar las plantas o para el retrete, lo mismo que cuando termina el verano y vacías la piscina portátil. Y por supuesto, si tienes piscina fija, conserva y trata el agua de un año para otro. 

La vida sin agua no es vida. Mejor cuidarla hoy para que no nos falte mañana.

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