UNICEF España, el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) han participado hoy en una jornada online sobre el papel de los gobiernos locales en la lucha contra la pobreza infantil en nuestro país durante la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. El encuentro ha estado encabezado por Abel Caballero Álvarez, presidente de la FEMP; Gustavo Suarez Pertierra, presidente de UNICEF España; y Carmen Gayo Rodríguez, directora de la Oficina del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil.

En España, la pobreza infantil afectaba antes de la pandemia a 1 de cada 3 niños y adolescentes, cerca del 27% de la población, según los datos de 2019 de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Una cifra que evidencia la elevada vulnerabilidad de la infancia en España ante una situación como la generada por la COVID-19, una crisis sanitaria queha generado un efecto en cadena, afectando a la economía y el empleo y con ello al nivel de bienestar de los niños, niñas y adolescentes.

En este contexto, la jornada organizada por UNICEF, la FEMP y el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil ha servido para poner en común las medidas que están llevando a cabo diferentes administraciones locales para paliar la pobreza infantil desde los entornos más cercanos a los niños. En palabras de Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España: “Los gobiernos locales son el espacio físico donde los niños y las niñas experimentan las primeras etapas de sus vidas, van al colegio, al polideportivo, a la biblioteca, etc. Son las administraciones más cercanas a ellos, y por eso pueden hacer mucho por paliar el impacto de la pobreza infantil y reducir las vulnerabilidades”.

En este sentido, Abel Caballero, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), recordó que “esta crisis ha mostrado que a un mal endémico como la pobreza infantil hay que hacerle frente desde lo público. En estos meses, no ha pasado un día sin ver una situación dramática de pobreza infantil. Desde las entidades locales lo hemos vivido mirando a los ojos de esas familias. Familias que ya no sufren solo la pobreza tradicional, que sufren problemas como la falta de un ordenador, la falta de comedores. Problemas por los que, desde lo local, vamos a desvivirnos”.

Por su parte, la directora de la Oficina del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, Carmen Gayo Rodríguez ha señalado que “nos consta que los ayuntamientos y las diputaciones están haciendo un esfuerzo enorme para dar respuesta tanto a las nuevas situaciones de vulnerabilidad como las ya existentes. Los Ayuntamientos de Barcelona y Getafe son un buen ejemplo de cómo desde las entidades locales se pueden realizar políticas públicas basadas en evidencia sólida y eficaces en paliar las consecuencias de la pobreza infantil. Desde el Alto Comisionado ponemos en valor este esfuerzo y animamos a las entidades locales a invertir en infancia. Este es el momento de dejar atrás las políticas de austeridad”. 

En el encuentro han intervenido representantes de varios gobiernos locales reconocidos por UNICEF como “Ciudades Amigas de la Infancia”, como Barcelona, Zaragoza y Bollullos de la Mitación (Sevilla). También representantes de la Diputación de Valladolid y del Ayuntamiento de Getafe. Entre los retos más complejos que han tenido que afrontar durante estos meses, estos gobiernos locales han destacado la distribución de las ayudas a las familias en un momento de emergencia, el apoyo a los colectivos más vulnerables y la necesidad de simplificar los procesos administrativos para hacer llegar las ayudas. También la distribución a domicilio de los menús escolares ante el cierre de comedores y el apoyo frente a la brecha digital a través de herramientas y recursos que están facilitando la educación a distancia de los niños.

Los participantes en el encuentro han coincidido en señalar la necesidad deseguir trabajando, durante esta segunda ola de la pandemia, para situar a la infancia y la adolescencia en el centro de las decisiones, para satisfacer sus necesidades básicas y brindarles oportunidades de futuro que aseguren la ruptura de la transmisión intergeneracional de la pobreza.