Para analizar las nuevas tendencias y cambios surgidos en el mundo de la educación a raíz de la pandemia causada por la COVID-19, el presidente de IMF Institución Académica, Carlos Martínez, ha participado en la jornada “Transformación de la Sociedad y de la Universidad ante la nueva Ley de la Sociedad del Aprendizaje”.
Organizada por la Fundación Universidad-Empresa, junto a Carlos han participado expertos de la talla de María Gómez-Seco, Talent Acquisition Discipline Manager en BBVA; Luis González Lorenzo, CEO en Turing Technologies; y Carlos Molina, CEO en 5Opro; en una sesión moderada por Javier Chicote, del diario ABC para hablar sobre los nuevos modelos de aprendizaje, de enseñanza y de acreditación.
Como conclusiones de la jornada, desde IMF se han extraído las cinco principales lecciones que ha dejado la COVID-19 en el sector educativo.
Modelo híbrido online y offline para personalizar la educación.
El sector educativo fue uno de los primeros en sufrir las medidas llevadas a cabo contra la pandemia. Ante el confinamiento, los centros educativos, colegios y universidades cancelaron sus clases presenciales y tuvieron que adaptar todo su modelo educativo al modo online para que millones de estudiantes no interrumpieran su aprendizaje. Esta digitalización apresurada trajo consigo muchos problemas ante la premura con la que se implantó y sin unas bases sólidas. En la actualidad, por cada clase hay 25 alumnos, en el mejor de los casos, lo que provoca una falta de personalización. Por ello, la transformación digital ofrece la posibilidad de dirigirse a cada alumno de una forma más dinámica y directa. Sin duda, la COVID-19 ha dejado patente el potencial de la tecnología y los beneficios de un modelo híbrido con clases presenciales y a distancia para los alumnos.
Nuevos métodos y herramienta educativas.
A pesar de que algunos centros educativos ya utilizaban herramientas como Zoom o Skype de manera puntual, la crisis sanitaria provocó que durante los primeros meses de la COVID-19 estas plataformas se convirtieran en el aliado perfecto de profesores y estudiantes para poder seguir el ritmo habitual de las clases.
Así, a medida que ha ido avanzando la pandemia, los gigantes tecnológicos han aprovechado este contexto para lanzar al mercado nuevas herramientas que han permitido perfeccionar esta comunicación, y los centros han ido adoptándolas para mejorar el desarrollo de másteres, cursos y demás tipos de educación.
Completar y mejorar el perfil profesional.
Si hay algo que las crisis nos han enseñado a lo largo de la historia es que pueden venir acompañadas de oportunidades. La creatividad es fundamental en estos momentos y muchos negocios han tenido que reinventarse para no cerrar sus puertas. En educación ocurre exactamente lo mismo: muchos profesionales acaban de salir al mercado con escasas oportunidades para obtener su primer empleo o para cambiar de trabajo. Por tanto, el reciclaje y la necesidad de complementar la educación resultan vitales para conseguir un perfil multidisciplinar, tan idóneo en estos momentos. En definitiva, un CV actualizado será mucho más atractivo para las compañías que inicien un proceso de selección.
Las ‘soft skills’ toman protagonismo sobre las ‘hard skills’.
Las hard skills o habilidades duras se refieren al conjunto de habilidades técnicas o de conocimientos que poseen los empleados para desarrollar su actividad. Por ejemplo, el dominio de la redacción para desarrollar una labor de periodista. La cuestión es que este tipo de habilidades y certificaciones, a pesar de ser necesarias, han pasado a un segundo plano; mientras que las soft skills o habilidades blandas, relacionadas con la inteligencia emocional, están adquiriendo cada vez más importancia para las compañías a la hora de seleccionar perfiles. Por eso, es fundamental que desde los organismos educativos apelen a la meritocracia y a la consecución de las soft skills para diferenciarse, frente a la consecución del título exclusivamente.
Las universidades y las empresas deben ir de la mano.
Además de ser una crisis sanitaria, el coronavirus ha tambaleado toda la estructura económica. En estos momentos, más de 3,7 millones de personas en nuestro país están en situación de desempleo, y las previsiones a corto plazo no son muy favorables. Para evitar que esta cifra siga incrementándose, sobre todo entre los jóvenes, las universidades y las empresas deben trabajar de forma conjunta para acercar las necesidades de la sociedad a las aulas. La formación de muchas de las carreras universitarias está muy lejos de lo que la realidad laboral exige, por lo que los expertos coincidieron en que es necesario implementar casos reales para que, una vez terminen sus estudios, puedan enfrentarse al mercado laboral con competencias más atractivas para las compañías.
De esta forma, esta pandemia ha puesto de relieve que la educación necesita un importante avance para adaptarse a las necesidades del mercado y a lo que requieren empresas y sociedad. “Esta inédita situación ha hecho que hayamos evolucionado cuatro años en lo que se refiere a transformación digital. Sin duda, en un contexto ordinario, lo hubiéramos hecho de forma más lenta. Pero esto solo es el primer paso para llegar a la educación 100% online, en la que IMF es nativa”, concluía Carlos Martínez al término de la jornada..