La terrible pandemia sanitaria ha extendido sus efectos a todos los ámbitos de la vida, sociales económicos, climáticos. Además de tener que extremar las precauciones para no temer por lo más importante, la vida, nos encontramos en una situación en la que la pérdida de empleo ocasionada por el parón económico está llevando a millones de familias a una precaria situación económica por la pérdida de su fuente de ingresos. Los trabajadores, los autónomos, los pequeños empresarios son el colectivo más vulnerable en estos momentos. Más de un millón de empleos se han perdido en el último mes en España.
La angustia generada por la pérdida de ingresos, la incertidumbre, provoca toda una cadena de heridas en el ánimo, la convivencia, la dignidad que son extraordinariamente difíciles de gestionar cuando las posibles salidas no dependen de cada uno, una sensación de impotencia invade hoy a millones de personas que se cierne como una gran tormenta y amenaza sobre nuestro propio modelo social.
Las primeras fases de la crisis sanitaria han evidenciado también toda una serie de carencias en nuestro sistema que urge corregir. La aceleración de procesos y evidencias que nos está mostrando el coronavirus exige un ejercicio de responsabilidad que implique cambios en nuestro sistema normativo. Así, se ha puesto de manifiesto que los trabajadores del sector primario, esto es jornaleros, agricultores, pastores, ganaderos, hortelanos, pescadores, artesanos ya vivían una situación precaria que se ha agudizado en estas semanas. Hemos sabido de que la tensión en sectores esenciales para la salud y la seguridad son soportadas a base de compromiso y esfuerzo de sus profesionales, que quieren cumplir su misión más allá de las restricciones y carencias que les marca unos exiguos presupuestos y medios. Estamos comprobando cómo, algunos empresarios no están a la altura de las circunstancias y aprovechan la debilidad de otros. La acción de control y denuncia de prácticas abusivas en el mercado de trabajo no está siendo todo lo rigurosa que debiese.
Como partícipes de la sociedad civil, como entidad con un firme compromiso con el territorio y su gente, la Fundación Savia quiere mostrar toda su solidaridad, trasladar ánimo y energía a todas las trabajadoras y trabajadores, sean por cuenta propia o ajena, estéis en activo ahora o no, con independencia del sector productivo, del lugar de residencia, de la edad, de la especialidad. Os instamos a todas, a todos, a seguir trabajando, en la forma y fórmula que os sea posible. Porque más que nunca, todas las aportaciones son necesarias. Son importantes todas las mentes, todas las manos para superar esta terrible situación. En el proceso de restauración que hemos estamos iniciando, el mundo del trabajo tiene que participar de las decisiones que se adopten como eslabón imprescindible del sistema.
Os animamos a trabajar, porque os sentiréis útiles, generaréis valor, mejoraréis profesional y personalmente, os ayudará a superar una complicada situación de la que, también podemos salir reforzados.
Hoy, 1 de Mayo, y todos los días, la Fundación Savia quiere estar con las trabajadoras, con los trabajadores en su sentido más amplio del término. Con todos los que, cada día, con vuestro empeño, con vuestro esfuerzo, con vuestro afán de superación sembráis de progreso el mundo. Os necesitamos. Un sentido y contundente aplauso de todos los patronos y colaboradores de la Fundación Savia.