El Ayuntamiento de Mazarrón rendirá el próximo domingo 28 de febrero un homenaje a las víctimas de los accidentes mineros. La iniciativa partió de familiares de fallecidos en la mina y fue llevada al pleno por el equipo de gobierno municipal. El acto tendrá lugar a las 13:00 horas en la rotonda de acceso a la Avenida de las Moreras donde se halla el monumento al minero. Asistirán los miembros de la corporación municipal y representantes de las familias de los fallecidos, además de todos los ciudadanos que quieran presenciar el evento.
El acto comenzará con la interpretación de la pieza "Aire" (II Water Music) de Handel, a cargo de un conjunto instrumental de la Banda de Música "Maestro Eugenio Calderón". Seguidamente, la alcaldesa, Alicia Jiménez se dirigirá a todos los asistentes. También intervendrán dos familiares de los mineros y el cura párroco de las iglesias de San Andrés y San Antonio de Mazarrón. Finalizadas las intervenciones se depositará una corona de laurel que servirá para homenajear a todos los mineros del municipio. La banda de música cerrará el acto con la interpretación de la pieza "Trumpet Voluntary" de Jeremiah Clarke.
Este evento queda incorporado, en el mes de febrero, al calendario de actos institucionales del municipio y se suma a otros como el homenaje a los mazarroneros víctimas en los campos de concentración de Mauthausen que se celebra en el jardín de la Paz de Mazarrón cada 6 de diciembre.
Accidente en el Pozo María Elena
La causa de que el mes de febrero sea la fecha elegida para reivindicar este homenaje tiene su explicación en la que fue la mayor tragedia acaecida en las minas de Mazarrón.
El 16 de febrero de 1893 perdieron la vida 28 mineros en un accidente registrado en el pozo María Elena de la mina Impensada. Fue el más trágico de muchos siniestros ocurridos en los cerros mineros durante el desarrollo de la actividad desarrollada principalmente desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. El accidente del pozo María Elena ocupó páginas de periódicos de tirada nacional e incluso internacional, ya que entre los fallecidos se hallaban ingenieros y responsables mineros de nacionalidad europea, contratados por la compañía que explotaba las minas de Mazarrón.
Las numerosas pérdidas de aquella fecha consternaron a un pueblo que vivía con la amenaza constante de registrar un nuevo accidente. Los siniestros siguieron produciéndose castigando a aquellas familias que tenían como sustento el trabajo en la mina producido, según recogen los cronistas, en situaciones de precariedad laboral. A las muertes en accidentes se les sumó más tarde los fallecimientos por enfermedades derivadas como la silicosis, dolencia pulmonar que afectó a muchos mineros.
Más de un siglo después y 50 años tras el cese de la actividad, vecinos y familiares de quienes perdieron la vida o enfermaron por el trabajo en la mina solicitaron al Ayuntamiento realizar un homenaje que sirviera para recordar a aquellas víctimas.