El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Lorca, Agustín Llamas, ha informado sobre la exposición "Pintura Española del siglo XX en el Huerto Ruano", comisariada por Javier Pérez Rojas, que estará expuesta en este espacio emblemática desde esta noche, cuando se inaugure a las 20 horas, y hasta el próximo 15 de julio. Llamas ha destacado que "se trata de una muestra histórica por la calidad de las obras presentes. Pocas veces obras de tanto valor han coincidido en un espacio expositivo lorquino, por lo que se trata de una oportunidad única para disfrutar con la mejor pintura de comienzos del s. XX. Se trata de una colección pequeña en cuanto al número de obras, siete, pero inmensa en valor artístico, pues nunca un conjunto de obras tan prestigiosas habían compartido muestra en nuestra ciudad".
Javier Pérez Rojas es lorquino, aunque haya desarrollado su carrera profesional en Valencia, de cuya universidad fue Catedrático de Historia del Arte. Investigador, estudioso y coleccionista, ha querido traer estas extraordinarias obras hasta su ciudad natal para conformar esta muestra histórica.
El recorrido se inicia con dos magníficos retratos de Ignacio Pinazo Camarlench (Valencia 1849-Godella 1916), uno de los padres indiscutibles de los inicios de la pintura moderna en España en el último tercio del XIX. Un artista genial y complejo que difícilmente podremos encuadrar en un movimiento concreto pues es iniciador de diferentes corrientes. Pinazo se puede decir que es el primer impresionista español, o al menos uno de los más avanzados en esta corriente junto con Aureliano de Beruete. Pero Pinazo es también un artista goyesco con derivaciones claramente expresionistas.
Pinazo es uno de los grandes retratistas europeos de su tiempo y fue el primero que obtuvo el máximo galardón de la Exposición Nacional de 1897 por un retrato: el de José María Mellado, una pieza maestra del retrato español conservada en la Casa Museo Pinazo de Godella. En la Exposición Nacional siguiente de 1899, Pinazo obtuvo un nuevo primer galardón por un retrato de su hijo Ignacio adolescente que titula Lección de memoria que forma parte de la colección del Museo del Prado. Es impresionante la trayectoria como retratista de Pinazo desde sus inicios hasta los últimos años de su vida.
Los retratos que forman parte de la exposición están datados en los primeros años del siglo XX y reflejan la riqueza de los registros del autor. Un solemne retrato de interior de su amigo el doctor Federico Vañó (1907) y un retrato al aire libre de su esposa Teresa (c. 1910). Ambas piezas estuvieron presentes en las muestras que se organizaron en Valencia con motivo del centenario del artista en 2016.
Manuel Benedito Vives (Valencia 1875 Madrid 1962), fue uno de los discípulos predilectos de Sorolla, que pronto se desvincula del maestro y abre su propio camino en el panorama artístico español de su tiempo como uno de los más apreciados retratistas del mundo aristocrático. Al igual que otros muchos pintores de su generación, Benedito busca una pintura más enraizada con el alma hispana a través de escenas y tipos castizos. Alentado por el ejemplo de Zuloaga, Benedito inicia tras su regreso de Italia un recorrido por la España interior, viajando en 1909 por tierras salmantinas y castellanas para buscar inspiración en las costumbres más ancestrales. Castilla y León le inspira obras de intencionalidad intrahistórica; en cambio, ve Andalucía ve a través de mujeres morenas y sensuales, de ojos misteriosos y mirada profunda, adornadas con mantillas, mantones, abanicos, flores y abalorios; una visión colorista y decorativa, impregnada de cierto simbolismo. La sensualidad del retrato femenino, tan latente entre los otros pintores españoles (Romero de Torres, Zuloaga, Rodríguez Acosta), tuvo en Benedito un brillante cultivador. Retratos en los que la imagen tradicional no le impiden mostrar un tipo de mujer fatal, algo vamp y misteriosa, como la del lienzo titulado Mercedes que forma parte de la exposición.
Julio Romero de Torres (Córdoba 1874 Córdoba 1930), es uno de los artistas más polémicos y reconocidos, tanto en vida como después de su muerte. La madurez creativa de Romero de Torres comienza a definirse al filo de 1900 con obras del más puro modernismo simbolista. A partir de 1906 el rumbo de su pintura cambia por completo buscando la línea de continuidad en el mundo de la tradición del renacimiento y se decanta por un arte de contenido regionalista. Pero el regionalismo de Romero de Torres universaliza y ensalza una serie de temas folklóricos en los que se condensa el espíritu del pueblo. El lienzo que integra la muestra es Mujer con naranja (c.1920, un ejemplo de su obsesión por abordar una pintura de contenido psicológico donde la tristeza y la melancolía tienen un amplio protagonismo.
El granadino José María López Mezquita (Granada 1883 Madrid 1954) es otro de los nombres con mayúscula de la pintura española del principio del XX. Un artista precoz que a los dieciocho años triunfa de manera arrolladora en la Exposición Nacional de 1901 con Cuerda de presos. López Mezquita es otro retratista de primera que como tal fue reconocido en los certámenes nacionales, siendo el segundo artista que, después de Pinazo, obtiene una primera medalla en una Exposición Nacional por un retrato, el de La familia Bermejillo en 1910. López Mezquita tiene unas dotes excepcionales para resolver composiciones en grupo y caracterizar a sus modelos. El cuadro de Operación de anginas (c. 1914), que se presenta, es una pieza maestra en este sentido. Una muestra admirable del realismo español de esas décadas, que merece ser presentada en público a pesar de las dudas que presenta acerca de su autoría; algunos conocedores de la obra del maestro granadino no están de acuerdo en su atribución, pero es una obra que indudablemente debe ser discutida y conocida.
Dando un salto en el tiempo encontramos otro magnífico retrato como el que Rafael Estellés Bartual (Benimamet (1900 Valencia 1985), realiza de su hija Amparo en 1953. Estellés Bartual fue un pintor vinculado al entorno de la Juventud Artística Valenciana. Era un delicado y brillante paisajista postimpresionista que tuvo su mejor período durante los años veinte y treinta. Aunque es menos conocido como retratista, lo cierto es que es en este género donde su arte mantiene un evidente todo de calidad e interés. El Retrato de Amparo Estellés es la prueba más evidente al respecto. En la obra se impone a primera vista por el elegante contraste de color que imponen el rojo del vestido y los mismos labios de la joven, pero sobre todo es un cuadro misterioso que trasmite sensación de quietud y concentración.
De un tono completamente distinto al conjunto de retratos y escenas de la exposición es el lienzo del aragonés Mariano Felez Bentura (Zaragoza 1883-1940) que representa un Jardín de Aranjuez pintado en 1912. Felez fue un artista viajero que plasmó muy diferentes escenarios. Aquí se presenta como un pintor de jardines abordando una temática que puso de moda en el modernismo tardío Santiago Rusiñol: aguas quietas donde la naturaleza se refleja y se mira.