El pasado sábado 29 de octubre, advertido por los vecinos del entorno, el Portavoz del Grupo Municipal de IU-V, Pedro Sosa, se personaba en la calle Riquelme, a escasos metros de la vivienda del propio edil, y comprobaba como una piedra de grandes dimensiones acababa de desprenderse en esa zona del Cabezo Calvario Viejo del barrio de San Cristóbal y aplastaba literalmente una vivienda habitada de ese barrio que, afortunadamente, se encontraba en ese momento sin sus moradores.
Según Sosa, no es la primera vez que en los últimos tiempos sucede algo similar en ese lugar. Hace apenas un año otra piedra similar se desprendía cabezo abajo provocando daños en las viviendas que encontró a su paso hasta llegar prácticamente a los muros de la Iglesia de San Cristóbal.
Para el Portavoz de IU-V, la inestabilidad del suelo en el lugar descrito, y en otras zonas altas de Lorca como los de Santa María, San Pedro, San Juan, Calvario y San Lázaro, exige en lo inmediato actuaciones urgentes por parte de la administración local. Ya no se trata sólo de evitar posibles daños en las viviendas adyacentes a esos cabezos. Sobre todo se trata de evitar que una de esas rocas acabe provocando daños en las personas.
IU-V registró el pasado lunes por la mañana un escrito dirigido a la Concejala de Urbanismo, Saturnina Martínez, urgiéndole a que con apremio se mandate a los servicios técnicos competentes a realizar las correspondientes visitas a los barrios citados para comprobar la estabilidad de suelos y rocas en los mismos y realizar cuantas obras sean precisas para asegurarlos y evitar desprendimientos que puedan provocar daños en las cosas y en las personas.
El concejal de IU-V afirma que ni la concejala, ni el equipo de gobierno en su conjunto podrán decir que no están advertidos si al final hay una desgracia. Sosa recuerda que las mallas metálicas que se colocaron en la zona del Castillo de Lorca se pusieron en su día gracias a una iniciativa de IU-V, pero que ese tipo de protección debería extenderse a otras zonas altas de Lorca donde el peligro de desprendimiento es, a primera vista, muy elevado, y más si se producen, como no es descartable, movimientos sísmicos.
