“Sea todo del agrado de Dios”. Bajo este lema ha comenzado su ministerio sacerdotal Francisco José Parra, ordenado presbítero ayer, 8 de julio, en una ceremonia presidida por el Obispo Diocesano, Mons. D. José Manuel Lorca Planes, en la iglesia de San Francisco de Lorca. En presencia de varias autoridades, religiosos, seminaristas, familiares y amigos de Francisco José, concelebraron en este acto varios Vicarios Episcopales, los Rectores y Formadores de los Seminarios Diocesanos, San Fulgencio y Redemptoris Mater y numerosos presbíteros.
“Has sido llamado por el Señor para una tarea importante, anunciar la conversión, la esperanza, la paz, la salvación que viene de Jesucristo”- le decía ayer Mons. Lorca al recién ordenado. “El responsable de la llamada no es otro, sino el Señor, incluso antes de nacer ya ha pensado en ti” –añadió. Siguiendo el ejemplo de San Pablo, el Sr. Obispo animó a Francisco José a seguir a Cristo “con la debilidad de un enviado por el Espíritu”, con fe y confianza en Dios, que asegura “te basta mi gracia”.
Mons. Lorca Planes profundizó en esta celebración en la belleza del don del sacerdocio, que como decía el beato Juan Pablo II, “es el misterio de un maravilloso intercambio entre Dios y el hombre”. La aceptación de la pobreza, su entrega, su conciencia de la Verdad, la justicia y la paz, que nace del Evangelio, fueron algunos de los aspectos que Monseñor resaltó de los presbíteros, subrayando su responsabilidad en la celebración de los Sacramentos, en la predicación y en la caridad. “A los sacerdotes que yo conozco no les importa perder su vida por Cristo y por la Iglesia, porque ya la tienen entregada, son grandes, son héroes, siempre alegres, generosos y que aspiran a tener un amor samaritano”- señaló.
“Prepárate para trabajar duro y no temas, ten el valor de predicar la verdad y la disponibilidad para sufrir por la verdad, por Jesucristo”. Así animaba el Pastor Diocesano a Francisco José a abrazar el sacerdocio, encomendándole a la Santísima Virgen María: “Te ruego que no olvides que María no es sólo modelo de donación al Redentor y a los redimidos, sino como Madre, es matriz que genera en los sacerdotes, que la reciben y la aman con amor filial, la conformidad a Jesucristo, su Hijo”. El Sr. Obispo le recordó que fue consagrado a La Señora, Santa María Reina de los Corazones, durante su etapa de formación en el Seminario, por lo que “permaneces inscrito en su Corazón”. “La eficacia del ejercicio de tu ministerio sacerdotal está, en cierta medida, condicionada por el comportamiento filial que te une a la Madre de Cristo, en obediencia a la suprema voluntad del Redentor”- precisó.
“Eternamente sacerdote”
Este sacerdote lorquino de 32 años, recibió la llamada del Señor desde pequeño, el día de su primera comunión. “Mi ilusión era comer el cuerpo de Jesús, no estaba pendiente de los regalos aquel día”- relata Francisco José. En la parroquia de Lorca continuó creciendo en la fe, colaborando como monaguillo. Entró en el Seminario Diocesano San Fulgencio a los 26 años. Para Francisco José, estos años en el Seminario han sido un tiempo para “madurar su vocación y discernir la voluntad del Señor”. “He visto cómo el Señor me ha ido llamando con intensidad; me ha preparado para este regalo tan grande y dar este Amor del Señor”.
Francisco José pudo dar su “sí” al Señor a esta llamada que desde niño había recibido, un “sí” para siempre, porque como ha comentado, ya es “eternamente sacerdote”. Por ello, ayer se sentía “muy feliz de este regalo tan grande que el Señor me ha hecho de que me pueda configurar con Él”. Al recordar la celebración de ayer, confiesa que se emocionó especialmente al verse revestido y en el momento de la Consagración.
Un día después del mayor acontecimiento de su vida, Francisco José se siente “feliz de ver lo que el Señor ha realizado en mi vida; uno tiene sus miserias, sus dificultades… pero el Señor es misericordioso y se ha fiado en mí”. ¿Qué le pide al Señor en este ministerio? “Que pueda llevar a los hombres el Amor de Dios, la gente tiene esa necesidad. Para amar, uno tiene que experimentar primero el Amor de Dios”. Así, expresa que “mi sacerdocio es querer manifestar al mundo el Amor de Dios”.
El lema que ha escogido, “Sea todo del agrado de Dios”, es del beato lorquino Pedro Soler, franciscano de la parroquia de San Diego. “A él le he pedido que cultivara mi vocación y ahora le pido que custodie mi ministerio de Dios”.
Ayer, Francisco José dedicó unas palabras de acción de gracias al Sr. Obispo y a todas las personas que durante estos años le han acompañado en su preparación al sacerdocio. De manera especial, quiso agradecer a D. Jesús Ros, párroco de San Diego de Lorca, sus enseñanzas, su apoyo y sobre todo, su ayuda para “amar a la Iglesia”.