El delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, ha anunciado que el Instituto de Turismo de España (TURESPAÑA) ha adjudicado las obras de la última fase del parador de Lorca y que la ejecución de las mismas se iniciará próximamente.

González Tovar ha añadido que esta última fase corresponde a las obras complementarias del aparcamiento, a la consolidación de la ermita de San Cristóbal y la urbanización del parador, y que incluyen la puesta en valor y la musealización de los restos arqueológicos encontrados en la zona.

Asimismo, las obras, que han sido adjudicadas a la empresa Assignia Infraestructuras en 5.081.380,04 euros, incluyen otras actuaciones en la muralla del castillo de Lorca y en la Torre Alfonsina. Sobre el proyecto para la realización de estas obras, el delegado del Gobierno ha recordado que TURESPAÑA lo consensuó tanto con el Ayuntamiento de la ciudad como con la Consejería de Cultura y Turismo.

Por otra parte, González Tovar ha destacado la importancia de los restos arqueológicos encontrados y en el interés del Gobierno de España por su conservación y porque aquéllos fueran musealizados en el lugar de manera que aquéllos puedan ser visitados en su momento por quien lo desee, aún sin ser cliente del parador.

El interés por estos restos hizo que TURESPAÑA haya venido conservando el mismo equipo de arqueólogos que ha trabajado en el castillo desde el 2002, a fin de mantener la uniformidad de criterio. Además, han llevado a modificar el propio proyecto del parador, reduciendo el volumen del pabellón Este.

Lugar de encuentro de las tres culturas

Por último, González Tovar ha resaltado que las actuaciones contempladas en el proyecto final del parador van a potenciar el recinto histórico del Castillo de Lorca, como lugar de encuentro de las tres culturas, mediante la conservación, puesta en valor y restauración de restos mas significativos islámicos, judíos y cristianos, que quedarán integrados en el conjunto del Parador.

En la planta de comedores se conservarán los restos árabes, es decir, la muralla almohade, dos aljibes y otros restos que se contemplarán a través de una cristalera desde el comedor.

En una cota inferior, se resaltan las estructuras judías, que incluyen la sinagoga del siglo XV, un atrio de entrada y una casa judía vinculada a la sinagoga. Asimismo, se conserva y se pone en valor otra casa judía y una edificación del siglo XV con su Miqwé, ubicadas en cotas diferentes.

Todo este conjunto tendrá un acceso independiente para que pueda ser utilizado por la comunidad judía y visitado turísticamente.

En la base de la colina estará la zona cristiana, que incluye la ermita de San Clemente, y los elementos arqueológicos que la circundan.