La Unión, 04 de enero de 2011. El vecino unionense Francisco Preciado cederá al Museo Minero de La Unión un plano de concesiones mineras realizado por Carlos Lanzarote en 1907, un documento que permaneció durante 25 años en un garaje y que es, junto a otro ejemplar existente, la única cartografía del conjunto de concesiones de la Sierra de Cartagena-La Unión durante el apogeo minero.
Se trata de una segunda edición de 1,26 metros de alto por 3,10 m. de ancho con una serie de coordenadas que localizan las 285 máquinas de extracción y las 1.151 explotaciones mineras existentes en el distrito de Cartagena en aquella época, como Agrupa Vicenta o las llamadas "Alejandro" (A-4), "Aunque tarde siempre es hora" (B-5), "Virginia y Concha" (DE-12) y "Buena Esperanza" (C-2).
El propio Preciado explica que consiguió el plano hace poco más de un año a través de un amigo minero cuyo padre, también del gremio, lo había conservado durante 25 años en su garaje, plegado y protegido bajo unos plásticos, aunque tras el fallecimiento de éste pensaba deshacerse del documento tirándolo a la basura, algo que este vecino impidió, teniéndolo desde entonces colgado en un sótano.
"Lo único que quiero", afirma, "es que se conserve en el Museo Minero de La Unión porque me da pena el posible deterioro que pueda sufrir aquí, y que sea expuesto al público como muestra del patrimonio histórico y minero del municipio".
Según señala el Cronista Oficial de La Unión, Francisco Ródenas, el plano de Lanzarote tiene "una relevancia excepcional, pues es el testimonio gráfico de un territorio explotado intensivamente, con casi 1.200 concesiones mineras de diversa extensión entre Cartagena y Cabo de Palos", por lo que supuso, añade, "un esfuerzo titánico, y no se conserva nada parecido".
Aunque el Museo Minero conserva actualmente otro ejemplar casi virginal del Lanzarote que pasó muchos años en el Ayuntamiento, en éste se identifican las siglas 'UEE' (Unión Española de Explosivos) y hay ciertas zonas y explotaciones marcadas con trazos y colores que sugieren que pudo emplearse como documento de trabajo y, quizá, haber permanecido durante años en las oficinas de la antigua empresa de explotaciones a cielo abierto Peñarroya.
"Es cierto que las posibilidades y medios con los que contaba un industrial como Carlos Lanzarote no eran los de ahora, por lo que es inevitable que en esta cartografía existan ciertas incorrecciones y errores relacionados con dimensiones u orientaciones", indica Manuel Rosique, profesor de Topografía en la Universidad Politécnica de Cartagena y estudioso de las concesiones mineras de la época.
"No obstante", agrega, "y pese a que en España existen otros planos de concesiones de la época, no cabe duda de que no los hay de este calibre, y es que el Plano de Lanzarote constituyó un esfuerzo bastante importante que retrata una situación muy particular con la mayor precisión posible dentro de las posibilidades de entonces".