Más de un centenar de personas se dieron cita, en un marco excepcional como la Plaza de Santa María, para celebrar la Noche de San Juan.
Fue una actividad organizada por la Concejalía de Cultura con el fin de celebrar la entrada del verano. Varios actores llevaron a cabo una representación de teatro de calle titulada ‘La Noche del Aquelarre’. En esta representación se mezclaron las brujas, seres extraños, el día, la noche y los conjuros y rituales propios de esta noche mágica.
Además, los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar de una caimada elaborada para tal fin, así como llevar a cabo rituales como el salto de la hoguera o quemar en el fuego, escrito en un trozo de papel, los malos augurios.
La noche de San Juan, no es un día como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y magia. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres.
La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía. A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del sol.