El Parlamento Europeo desea coger la bandera de la Alianza de las Civilizaciones del Sr. Rodríguez Zapatero. Borrar de un plumazo las diversas culturas de los estados miembros y quejarse de lo lindo de que muchos países europeos dan prioridad a la dimensión nacional de la ciudadanía sobre la europea, tal cual, le ha sacado de sus casillas. Da la impresión de desear quemar la memoria histórica de muchos países occidentales y que, de aquí en adelante, al estilo del mago legendario Merlín, ella sea la que decida, nos ponga a cada uno en nuestro lugar y al que la haga …la paga. ¿Suena a algo?
En la web de la Eurocámara, desde el pasado 13 de noviembre ya se puede observar la disforia en la que están sumidos. Las diversas desnacionalizaciones están en la recámara a punto de darse a conocer y así, no lo duden, según parece, seremos más europeístas. Bruselas "arde de rabia" en que aún no estemos subidos al carro de la Educación para la Ciudadanía Europea donde se desea establecer valores comunes y fomentar ciertos comportamientos y actitudes, desde lo municipal a lo nacional. Toda una actitud laicista y agnóstica que no se sostiene por sí sola. Desde Bruselas se desea supervisar y evaluar si se cumple "su sí es sí".
Esto no viene de ahora. La Hoja de Ruta de sus visionarios ya estaba marcada desde el 2015 en la "Declaración de París", donde se remarca a látigo mordaz los grandes valores de libertad, tolerancia y no discriminación en la educación. En principio, "muy bonitas palabras" y si rebuscamos en sus fueros internos nos encontraremos con auténticas brujas de Halloween llenas de empanadas mentales de aquí no te menees. Tales conceptos de "tolerancia" y "no discriminación" son muy apropiadas para promover agendas 2030 tantas como desees y, donde por su puesto, LGTBI+ y derivadas, movimientos queer o woke no están dispuestos a no entrar como príncipes o princesas al nuevo baile que promulga la UE.
En 2022, la Eurocámara también aprobaba cierta preocupación de algunos europarlamentarios invitados al baile donde mostraban su inquietud por la escasa atención prestada a los aspectos europeos y mundiales de la ciudadanía en los planes de estudios nacionales, subrayando la falta de un enfoque uniforme, "el patatas bravas para todos", a la hora de abordar la dimensión europea, deplorando así una falta de definición, según estos gurús, de una definición común de la ciudadanía. En definitiva, quitar competencias a los estados miembros aunque ahora mismo son simplemente intenciones, pero ahí están : esperando a la más mínima.
Lo que sí observamos con claridad y la apuesta con remate final en crear una estructura permanente de apoyo al trabajo estratégico sobre la ciudadanía de la UE. En una palabra: Tú, por mis narices, a partir de hoy debes actuar como yo te mande". Para moldear más el molde, los recursos de la UE asignados a tal fin coordinaría los esfuerzos sobre métodos, prácticas , herramientas y contenidos comunes. Bien es cierto que el contenido del susodicho informe es, por ahora, estrictamente orientativo: pasado mañana ya sabremos más. Pero sí nos advierte de que el fomento de una "ciudadanía activa sigue siendo una prioridad política "transversal" según los términos del programa Ciudadanos, Educación, Derechos y Valores.
El adoctrinamiento no se esconde desde hace tiempo, nuestros países y sus personas irán a remolque de lo que opinen los cuatro desarrapados de turno, las fuerzas del mal de las que nos habla Tolkien vuelven a surgir y los estirones de orejas que viene dándonos G.K. Chescherton y nuestro buen amigo Jhon Henry Newman están ahí.
Toda una Semana Santa 2024 para considerar el fango en el que estamos y el nuevo cieno que nos viene.