Durante casi una semana de alto el fuego temporal, los equipos de Acción contra el Hambre han podido ampliar su respuesta humanitaria con intervenciones como, por ejemplo, la construcción de una unidad de saneamiento en el hospital Al Aqsa de Deir Al Balah, que incluye retretes y lavabos y que esperamos finalizar en los próximos días. La reanudación de los combates pone en riesgo nuestras actividades, por eso insistimos en que es necesario un alto el fuego permanente para cubrir las necesidades más básicas de la población gazatí.
A pesar de los desafíos causados por la continua inseguridad, las comunicaciones limitadas o la escasez de combustible, Acción contra el Hambre lleva trabajando durante toda esta guerra con proveedores locales dentro de Gaza para distribuir suministros básicos como agua, alimentos, productos de higiene, pañales, mantas y colchones de la forma más eficiente y rápida posible, en coordinación con actores locales e internacionales. Nuestros equipos están entregando verduras y frutas frescas a las familias gracias a las donaciones de nuestros socios y somos uno de los pocos actores que han conseguido ayudar a las familias del norte de Gaza antes de la pausa.
¿Qué podríamos hacer si se lograra un alto el fuego permanente?
Si se lograra un alto el fuego permanente y aumentara el número de camiones que transportan combustible y artículos necesarios para nuestras intervenciones, podríamos:
Podríamos evaluar las redes de agua dañadas y coordinarnos con nuestros socios locales para identificar lo que se necesita para la reparación de las infraestructuras. Imprescindible para mejorar el saneamiento y evitar epidemias y diarreas en la población.
Empezar allí donde posible la reparación de las redes de agua para que las familias tengan suficiente para beber, cocinar y mantener su higiene.
Apoyar para que los desplazados internos, familias que viven en condiciones extremas, estén preparadas para el invierno que se avecina distribuyendo colchones, mantas y láminas de plástico.
Incrementar nuestra ayuda alimentaria a los desplazados internos.
Brindar apoyo a los agricultores afectados en la restauración de sus tierras y activos agrícolas, así como en el acceso al agua, para que puedan reanudar rápidamente sus trabajos: cultivar, cosechar y vender sus productos
Cómo ha afectado este alto el fuego a la disponibilidad de alimentos y agua
Aunque la pausa en las hostilidades ha permitido un ligero aumento de la entrada de ayuda humanitaria, las condiciones de vida están lejos de mejorar, y la cantidad de ayuda que llega a través de la frontera es totalmente insuficiente para satisfacer las necesidades de toda la población del sur, por no hablar también del norte de Gaza.
Durante estos días, seguimos observado una creciente escasez de alimentos. Los adultos están limitando la ingesta de alimentos para garantizar que los niños puedan acceder a las comidas. Los alimentos enlatados ya no están disponibles en el mercado local y aumentan los temores ante el pronto fin de la cosecha de hortalizas. Esto pone de relieve, una vez más, la importancia de garantizar una mayor entrada de camiones humanitarios y comerciales a Gaza y la restauración de los mercados y las cadenas de suministro, especialmente ahora que el invierno se acerca rápidamente.
"Nuestros colegas lo están viendo y experimentando sobre el terreno: prácticamente no quedan alimentos en Gaza. Con más de 130 panaderías cerradas en toda Gaza por falta de combustible, nuestros colegas nos cuentan que incluso la harina escasea en el mercado local, lo que hace cada vez más difícil hornear pan en casa. El gas para cocinar se considera ahora un artículo de lujo, y las familias recurren a cocinar quemando leña, cartones de comida y cualquier otra cosa que puedan encontrar”, afirma Chiara Saccardi responsable regional de Acción contra el Hambre en Oriente Medio.
“El agua potable es muy escasa, y otras fuentes de agua son cada vez más inseguras debido a la contaminación cruzada de las aguas residuales, el agua de lluvia y el agua de pozo. Los habitantes de Gaza necesitan más alimentos, más nutritivos, y agua limpia para cocinar. También necesitan gas y combustible para cocinar los alimentos. Para evitar el riesgo de inseguridad alimentaria, desnutrición e inanición, estos artículos deben llegar inmediatamente a los más vulnerables", afirma Chiara Saccardi.
"Además del hambre y la falta de alimentos, las condiciones higiénicas, el estrés y el hacinamiento repercuten en la dieta, provocando desnutrición entre los más vulnerables. La privación sostenida de alimentos puede provocar hambre, dolor, ansiedad, pérdida de peso, desequilibrios electrolíticos, apatía, fatiga, agotamiento de las reservas corporales de grasa y proteínas, deterioro físico y psicológico, degradación de los tejidos, daños en los órganos y muerte en cuestión de días e incluso muerte súbita entre los niños", explica el experto de Acción contra el Hambre en Acceso a Servicios Sanitarios, Bruno Abarca.
Las reservas de alimentos se están agotando en Gaza y como consecuencia, vemos cómo suben los precios de los alimentos. El precio de la harina de trigo ha aumentado un 65% en octubre, mientras que el precio del agua mineral se ha duplicado, según la Oficina Central Palestina de Estadística. Además de la falta de acceso a los alimentos, la falta de agua, el hacinamiento, la falta de saneamiento, la falta de agua de calidad para uso doméstico y para beber, así como el acceso al agua para prácticas higiénicas son algunos de los problemas humanitarios críticos que estamos viendo sobre el terreno.
La situación en el norte de Gaza también es especialmente preocupante debido a la falta de presencia segura y sostenida de ONG, la falta de capacidad para distribuir ayuda y el colapso total de los servicios. Según uno de nuestros colegas del norte de Gaza, "sigue habiendo una gran preocupación por el hambre, la deshidratación y las enfermedades transmitidas por el agua debido al consumo de agua de fuentes no seguras. La planta desalinizadora de agua y el oleoducto israelí no funcionan".
Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional que lucha contra las causas y los efectos del hambre. En 2022, llegamos a 28 millones de personas con nuestras actividades. Salvamos la vida de niños y niñas en situación de desnutrición. Garantizamos a las familias acceso a agua segura, alimentos, formación y cuidados básicos de salud. Apoyamos a las personas refugiadas en sus necesidades más básicas. En España facilitamos el acceso al empleo a personas vulnerables como herramienta para huir de la exclusión, la pobreza y la inseguridad alimentaria.