"La infancia sigue pagando el precio más alto de una crisis de seguridad que empeora gravemente en Malí. Solo este mes han muerto decenas de niños y niñas en el norte y en el centro del país.
La limitación del acceso humanitario y el creciente aumento de los desplazamientos internos de la población están potenciando una crisis de desnutrición infantil que amenaza a un millón de niños y niñas menores de cinco años. Todo ello en un contexto de resurgimiento de la poliomielitis y una epidemia de sarampión.
Integrantes de grupos armados no estatales (NSAG, por sus siglas en inglés) han reivindicado una serie de ataques contra posiciones de las fuerzas de seguridad malienses en Gao, así como bombardeos recurrentes contra el aeropuerto y puestos militares avanzados en Tombuctú. Desde el 8 de agosto de 2023, integrantes de los NSGA están imponiendo un bloqueo a la ciudad de Tombuctú, cortando las principales rutas de suministro. El 7 de septiembre de 2023, un ataque contra un barco en el eje Gao-Tombuctú causó la muerte de al menos 24 niños y niñas.
Los continuos ataques siguen sembrando el caos entre los niños y niñas. A pocas semanas del inicio del curso escolar 2023-2024, más de 1.500 escuelas -de un total de 9.000- no funcionan, en parte debido a la inseguridad. En total hay medio millón de niños y niñas afectados.
El aumento de la inseguridad se ha visto agravado por la marcha de la MINUSMA (Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí)y constituye un obstáculo para los acuerdos de Argel y el diálogo intermaliense.
Las inversiones en paz y seguridad deben ir de la mano de conseguir que todos los niños y niñas vayan a la escuela y aprendan, estén totalmente vacunados, protegidos de violaciones graves y no sufran desnutrición".