“Es imperdonable que los gobiernos vean cómo cientos de millones de personas están pasando hambre mientras siguen anteponiendo los intereses de los agronegocios mega ricos y las grandes empresas de energía”.
La ONG Oxfam Intermón responde así al informe anual de la FAO sobre el estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, que señala que 783 millones de personas enfrentaron hambre en 2022, y 600 millones personas estarán crónicamente desnutridas en 2030.
“Existen soluciones para acabar con el hambre en el mundo”, subraya Lourdes Benavides, responsable de seguridad alimentaria de Oxfam Intermón, “pero requieren una acción política audaz y unida. Los gobiernos deben apoyar a las y los pequeños productores de alimentos y promover especialmente los derechos de mujeres agricultoras, que son clave en la lucha contra el hambre mundial. También deben gravar las ganancias caídas del cielo de las empresas, cancelar la deuda de los países pobres y regular para que los especuladores no puedan inflar los precios del mercado alimentario”.
El informe de la FAO constata que una de cada tres personas sufre inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que equivale al 29,6% de la población mundial. Es decir, 2.400 millones de personas.
“La riqueza de los multimillonarios”, continúa Benavides, “se ha disparado en los últimos años debido a la crisis de COVID-19 y la guerra en Ucrania. Mientras que más de 3.130 millones de personas no pueden permitirse una dieta adecuada, las empresas de energía y de alimentos más que duplicaron sus ganancias en 2022".
“Mientras tanto, la crisis climática está superando la capacidad de respuesta de nuestros sistemas humanitarios”, según la experta en crisis alimentarias de Oxfam Intermón. “En Somalia, uno de los países menos responsables de la crisis climática, la sequía hace que una de cada tres personas sufra hambre aguda”.
“Toda una generación de niños y niñas desnutridos en países de bajos ingresos sufre en estos momentos enfermedades crónicas, bajo rendimiento escolar y, eventualmente, tienen ante sí un futuro de bajos ingresos y oportunidades. Solo en África oriental, más de 8 millones de niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición aguda”, concluye Lourdes Benavides.