Oxfam Intermón califica de “mancha para la humanidad” los nuevos datos que indican que hay 65 millones de personas más en situación de hambre extrema
El informe mundial sobre crisis alimentarias de la Red de Información sobre Seguridad Alimentaria (FSIN por sus siglas en inglés) presentado hoy dice que 258 millones de personas en 58 países están en situación de hambre aguda. Son 65 millones de personas más (un 34% más) que el año pasado. Oxfam Intermón considera que el dato es una mancha para la humanidad como colectivo.
“El hecho de que el hambre aumente por quinto año consecutivo en un mundo de abundancia es una mancha para la humanidad”, dice Lourdes Benavides, responsable de seguridad alimentaria de Oxfam Intermón. “Se están revirtiendo décadas de progreso por los conflictos, las crisis económicas y el cambio climático. Los traficantes de armas, los señores de la guerra, los grandes contaminadores y los monopolios alimentarios están haciendo que el planeta sea cada vez menos habitable, expulsando a más personas de sus hogares y tierras y acabando con los ingresos de millones de personas que penan por llevar comida a la mesa.
Tan solo en el este de África, una de las regiones más afectadas, la sequía inducida por el clima y los conflictos han dejado a más de 36 millones de personas en situación de hambre extrema, frente a los 24 millones del año pasado. Más de 85.000 personas se enfrentan a la hambruna. Las familias se ven obligadas a comer hierbas, a mendigar o casar a sus hijas a edades tempranas para sobrevivir.
“Si bien la pandemia y la guerra de Ucrania han hecho que los alimentos y la energía sean inasequibles para millones”, explica Benavides, “también es cierto que 95 corporaciones de alimentos y energía obtuvieron la friolera de 306.000 millones de dólares en ganancias inesperadas el año pasado. Vivimos en un sistema económico amañado que explota y mata de hambre a las personas más pobres y recompensa a las más ricas”. Oxfam Intermón pide un cambio urgente y fundamental en el sistema humanitario, con fondos para equipar a los países pobres con el fin de que se preparen y hagan frente a los impactos económicos y climáticos recurrentes antes de que sucedan. La ONG pide que los países e instituciones donantes inyecten dinero de inmediato para cumplir los llamamientos humanitarios de la ONU.
“La financiación no puede ser una tirita que sólo retrase temporalmente el problema”, declara Lourdes Benavides. “Debemos hacer más para resolver los conflictos, la desigualdad y el cambio climático. Las partes beligerantes deben abandonar sus armas.. Los países más contaminantes deben reducir sus emisiones. Los gobiernos deben gravar a los súper ricos y a los que contaminan para liberar fondos para la protección social y la mitigación climática, para ayudar a las personas vulnerables a hacer frente a las crisis. La historia juzgará si, en este momento crucial, priorizamos a la humanidad como colectivo por encima de la codicia de unos pocos poderosos”.