El informe “A Dose of Reality” (Una dosis de realidad) publicado hoy por la alianza People’s Vaccine revela que, de los 1.800 millones de donaciones de vacunas contra la COVID-19 prometidas por los países ricos, hasta la fecha solo se han suministrado 261 millones (un 14 %), mientras que las empresas farmacéuticas occidentales han entregado únicamente el 12 % de las dosis destinadas a COVAX, la iniciativa diseñada para ayudar a los países con menos recursos a obtener un acceso justo a las vacunas contra la COVID-19.
Paralelamente, la UE y otros países ricos se han negado a apoyar la propuesta de más de cien naciones de renunciar a las patentes sobre vacunas y tecnologías relacionadas con la COVID-19, al tiempo que las principales compañías farmacéuticas no han compartido abiertamente su tecnología con la Organización Mundial de la Salud para permitir a los países pobres fabricar sus propias vacunas y salvar la vida de millones de personas.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, señala que “las naciones ricas y las corporaciones están fallando vergonzosamente a la hora de cumplir sus promesas y bloquean la solución real que brindaría a las poblaciones más pobres la capacidad de fabricar sus propias vacunas. Esto solo demuestra que, tristemente, las personas más vulnerables no pueden confiar en la generosidad y la caridad de los países más ricos y las empresas farmacéuticas. Las consecuencias son horribles: cientos de miles de personas mueren a causa de la COVID-19”.
Hasta el momento España no ha cumplido con los compromisos adquiridos y tan solo ha entregado 6,2 millones de los 30 millones de dosis que prometió, el 21%. Además, gobiernos como el británico siguen bloqueando la posibilidad de que países como Sudáfrica o India fabriquen sus propias vacunas, y Reino Unido solo ha entregado 9,6 millones (menos del 10 %) de los 100 millones de dosis que prometió a los países más pobres. Además, se han quedado para su propio uso medio millón de dosis de COVAX, a pesar de la extrema escasez de vacunas para los países más pobres y de tener dosis de sobra para su población con acuerdos directos con las grandes farmacéuticas.
Canadá sigue la misma lógica y se ha hecho con más de 970.000 dosis de COVAX, mientras que solo ha entregado 3,2 millones (el 8 %) de los 40 millones de dosis que prometió. Alemania, otro país que bloquea la renuncia, ha entregado el 12 % de los 100 millones de dosis que prometió. Francia ha entregado solo el 9 % de los 120 millones prometidos. Estados Unidos es el país que ha proporcionado más dosis (casi 177 millones), pero esta cifra representa solo el 16% de los 1.100 millones de dosis prometidas.
“En este el último año, desde que India y Sudáfrica presentaron la propuesta de suspender las patentes, ha habido más de tres millones y medio de muertes, ¿cuántas podríamos haber evitado? Es inmoral que algunos países no hayan llegado al 3 % de la población vacunada y sigamos negociando”, asegura Vanessa López, directora de Salud por Derecho.. “Las donaciones pueden aliviar una emergencia, pero no son la respuesta a esta pandemia. Necesitamos más producción y que todos los países puedan comprar sus propias vacunas a un precio justo”.
La alianza asegura que COVAX cometió un error al no asumir que confiar en las farmacéuticas derivaría en problemas en el reparto de dosis. Las compañías han socavado la iniciativa al no destinar suficientes dosis y además no cumplir con las cantidades a las que se comprometieron.
De los 994 millones de dosis destinadas a COVAX por Johnson & Johnson, Moderna, Oxford/AstraZeneca y Pfizer/BioNTech, solo se han entregado 120 millones (un 12 %), cifra 15 veces menor a los 1.800 millones de dosis suministradas a los países ricos por estas mismas empresas. Ni Johnson & Johnson ni Moderna han aportado todavía una sola de las dosis que prometieron.
“Vemos cómo las grandes farmacéuticas priorizan su propio beneficio mientras dejan a las personas de lado”, dice Beatriz Novales, de Oxfam Intermón. “Estas empresas no pueden producir suficientes vacunas para salvar vidas. La única manera de poner fin a la pandemia es compartir la tecnología y los conocimientos con otros fabricantes cualificados para que todo el mundo, en todas partes, pueda tener acceso a estas vacunas”.
Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en septiembre de este año, Joe Biden respaldó el objetivo de lograr vacunar al 70 % de la población mundial en septiembre de 2022. Aunque es un objetivo ambicioso y no hay un plan concreto para conseguirlo, la alianza People’s Vaccine afirma que debe lograrse mucho más rápidamente.
La OMS reconoce como prioridad mundial proporcionar dosis a los países empobrecidos antes de que finalice el año, pero la alianza ya alerta de que los países ricos están haciendo caso omiso a este llamamiento y trabajan de forma poco concreta para el 2022, lo que muy probablemente causará innumerables pérdidas humanas.
Maaza Seyoum, de la African Alliance y la alianza People’s Vaccine en África, también quiere recordar que ”todos los días mueren trabajadores y trabajadoras del ámbito sanitario y muchos niños y niñas están perdiendo a sus madres y padres, así como los familiares más mayores. Con un 99 % de la población aún sin vacunar en los países pobres, ya basta de gestos que llegan tarde y mal. Los gobiernos deben dejar de permitir que las empresas farmacéuticas jueguen a ser Dios mientras se embolsan grandes beneficios, y tienen que empezar a llevar a cabo acciones reales que salven vidas”.
Para desviar la creciente presión que existe sobre las empresas farmacéuticas occidentales para que compartan la tecnología de sus vacunas libre de derechos de propiedad intelectual, estas corporaciones han exagerado constantemente los volúmenes de producción previstos, afirmando en todo momento que en breve habría suficientes vacunas para todo el mundo y entregando la inmensa mayoría de sus existencias a los países ricos.
Las cuatro farmacéuticas afirmaron que fabricarían unos 7.500 millones de vacunas en 2021 pero, a menos de tres meses de que acabe el año, la cifra asciende solo a la mitad.. Según las previsiones, al finalizar el año se habrán fabricado 6.200 millones de vacunas, más de 1.300 millones de dosis menos de las proyectadas.
A una semana de que los principales líderes mundiales se reúnan para la cumbre del G20 en Roma, la alianza People’s Vaccine (que cuenta con 77 miembros, entre ellos ActionAid, African Alliance, Global Justice Now, Oxfam Intermón, Salud por Derecho y ONUSIDA) hace un llamamiento para que cumplan sus promesas en favor de la vacunación mundial y se comprometan a:
· Suspender los derechos de propiedad intelectual aplicables sobre las vacunas, pruebas, tratamientos y otros instrumentos médicos para combatir la COVID-19, acordando la exención propuesta del Acuerdo sobre los ADPIC de la Organización Mundial del Comercio.
· Exigir a las compañías farmacéuticas, por medio de todas sus herramientas legales y políticas, que compartan los datos, los conocimientos y la tecnología relacionados con la COVID-19 con la iniciativa de acceso mancomunado a la tecnología COVID-19 Technology Acces Pool y el centro de transferencia de tecnología de ARNm de la OMS en Sudáfrica.
· Invertir en centros de fabricación descentralizados en los países empobrecidos para transformar un mundo de monopolios y escasez de vacunas en uno de suficiencia y equidad de vacunas, en el cual los países con menos recursos tengan control directo sobre la capacidad de producción para satisfacer sus necesidades.
· Redistribuir inmediatamente las vacunas existentes de forma equitativa entre todas las naciones para cumplir el objetivo de la OMS de alcanzar un 40 % de vacunación entre la población de todos los países a finales de 2021 y un 70 % a mediados de 2022.