La FAO acaba de presentar el Informe Mundial sobre crisis alimentarias, que advierte que 155 millones de personas se encuentran en niveles de inseguridad alimentaria, su nivel más alto en cinco años. Así, la diferencia entre el número de personas que sufren inseguridad alimentaria en 2019 y en 2020 crece 20 millones.
Según este informe, los conflictos siguen siendo el factor más importante para la generación de inseguridad alimentaria severa, que la sufren 99 millones de personas -un 50% más que el año anterior-. Además, en este 2020 la crisis climática (factor que abocó más de 15 millones de personas a la inseguridad alimentaria aguda, respecto de los 34 millones de 2019) y el impacto socio-económico de la COVID-19 (más de 40 millones de personas en 17 países o territorios, respecto de los 24 millones de personas y los ocho países de 2019) han contribuido decisivamente a que más personas se sumen a esa situación de inseguridad alimentaria.
Los tres países más afectados por las crisis alimentarias en el 2020 fueron Siria, Sudán del Sur y República Centroafricana. También se manifiesta una preocupación por la situación de República Democrática del Congo, Afganistán, Sudán, Yemen, Nigeria o Etiopía.
Declaraciones del Director de Incidencia de Acción contra el Hambre, Manuel Sánchez-Montero:
“Las cifras conocidas hoy señalan que la COVID-19 ha impactado tanto en países frágiles como en estados más estables incluyendo un total de 250 millones de personas adicionales entre las afectadas por pobreza extrema, incluida España. Acción contra el Hambre ha redoblado sus programas de atención tanto en España como en países de renta media de América Latina y Oriente Medio”.
“Los conflictos siguen siendo la causa mayor y la que ha experimentado mayor incremento en el impacto generado en la seguridad alimentaria de las personas, un aumento del 50% respecto a 2019. Acción contra el Hambre trabaja para la puesta en marcha de medidas que desincentiven el uso del hambre como arma en los conflictos”.
“El aumento del hambre en el mundo causado por la COVID-19 hace que las crisis alimentarias de hoy no puedan tratarse una a una: una pandemia necesita una respuesta global y solidaria por parte de todos los países”.
“La crisis alimentaria en el Sahel, que hemos detectado con nuestros sistemas de vigilancia, sube la población afectada por inseguridad alimentaria grave de 17 a 29 millones entre 2020 y 2021. Un claro ejemplo de la retroalimentación entre los tres factores clave en la generación de hambre con conflictos como norte de Mali y Lago Chad, el impacto del cambio climático en los rendimientos agropecuarios y el de la COVID-19 en sistemas económicos y sociales fragilizados; esto se traducirá en una grave crisis nutricional este verano, para responder a ello a tiempo tenemos que preparar la respuesta ya movilizando recursos adicionales”.
“Desde Acción contra el Hambre se contribuye a este informe tanto en la captura de información como en su análisis en los países en cuestión, pero también en los sistemas de análisis y monitoreo globales”.
En Acción contra el Hambre nos hemos movilizado en los cerca de 50 países en los que trabajamos para luchar contra la pandemia desde tres ejes: contención y prevención, mitigación de las consecuencias socioeconómicas y coordinación nacional e internacional.