La diarrea, directamente relacionada con un saneamiento deficiente y uno de los principales factores desencadenantes de la desnutrición, mata a casi dos millones de personas cada año. La mayoría son niños y niñas menores de cinco años. [1]
Las comunidades que han conseguido el “saneamiento total” [un inodoro en cada hogar] reducen su incidencia a menos de un 10%. En aquellas que cuentan con un 95% de cobertura, la incidencia sin embargo asciende al 25%
Según la OMS todavía hoy 1000 millones de personas defecan al aire libre.
La meta es sencilla: un inodoro para cada familia. La actual pandemia está poniendo en valor en muchos países los programas de saneamiento básico e higiene como primera línea de bloqueo de epidemias, tanto relacionadas con bacterias como con virus. “La eliminación segura de las heces, incluidas las de los lactantes y lavarse las manos en momentos críticos, después de la defecación, después de limpiar las heces de los niños y antes de comer o manipular alimentos se ha revelado como la forma más eficaz de contener epidemias de cualquier tipo.
Por ello el acceso universal a estructuras de saneamiento básicas y la denominada estrategia de “saneamiento total” [un retrete en cada hogar de la comunidad] se abre paso como opción prioritaria en los cerca de 50 países en los que trabajamos de para evitar futuros brotes epidémicos” explica el responsable de agua y saneamiento de acción contra el Hambre, Pablo Alcalde.
Según estudios sobre el tema en las aldeas con alrededor de un 30 por ciento de inodoros en el hogar la incidencia de la diarrea fue reportada como alrededor del 40 por ciento. Incluso en las aldeas con alrededor del 95 por ciento de los inodoros de los hogares todavía se reportan alrededor de 25 por ciento de incidencia de diarrea. Solo la denominada “cobertura total de saneamiento” con el 100 por ciento de uso de letrinas tienen un descenso significativo de la diarrea a menos de 10 por ciento. El hallazgo clave es que incluso si unos pocos los hogares siguen practicando la defecación al aire libre, el riesgo general de contaminación bacteriológica y la incidencia de la enfermedad puede seguir siendo alta. Los gusanos intestinales afectan a casi el 30 por ciento de la población de los países en desarrollo.
Acción contra el Hambre prioriza el trabajo en comunidad para conseguir un saneamiento total
Conseguir una cobertura total sin la implicación de la comunidad es imposible. Acción contra el Hambre está implementando un tipo de programas denominados SANTOLIC (Saneamiento total liderado por la comunidad) donde se promueven iniciativas adaptadas a la realidad sociocultural de la comunidad, en los que la propia comunidad asume el liderazgo en las campañas de sensibilización y del diseño de infraestructuras asequibles para lograr la certificación (Comunidad sin defecación al aire libre) que se apoya desde las instituciones. “Se trata de un reconocimiento social muy importante, y es clave para el éxito de la involucración de todas las personas (por la presión social y estatus”, explica Alcalde. Acción contra el Hambre ha desarrollado estos programas principalmente en Mauritania, Níger y Malí, donde los resultados han sido abrumadores en comparación a otras aproximaciones en las que se acometían los trabajos de infraestructuras sin la involucración directa de la comunidad.
[1] Datos de Naciones Unidas