Se ha producido un incendio devastador en el Campo de Refugiados de Moria, dejando a 13.000 personas, muchos de ellos niños y niñas, absolutamente sin nada, tirados en las cunetas de la carretera y cercados por la policía griega, para evitar que lleguen a Mitilene, la capital de la Isla de Lesbos.
Este campo de refugiado tiene unas condiciones que no son de vida, sin esperanza, condiciones inhumanas e indignas, que han encerrado a 13.000 personas en un campo cuya capacidad máxima es de 3.000 personas. El hacinamiento y estas condiciones que pisotean los derechos humanos convierten este campo en un espacio donde se trata a la gente como animales. Se puede definir, sin exagerar, que es un campo de concentración, no de refugiados, porque vulnera todos los principios éticos, todos los derechos humanos en un país perteneciente a Unión Europea. Este trato vejatorio sigue la política de la Unión Europea para que se vuelvan a sus países de origen. Es el mensaje que les dice: "No os queremos en Europa, os rechazamos, solo nos interesa vuestros recursos naturales". Esta política de rechazo ha encontrado eco en los movimientos racistas y xenófobos de los movimientos de la extrema derecha. Hemos visto, incluso, cómo se ha criminalizado el salvamento humanitario.
Con motivo del COVID-19 se confinó todo el campo desde marzo hasta ahora, no dejando que las ONGs que operaban sobre el terreno entrarán. Médicos Sin Fronteras creó un espacio para atender las cuarentenas y fue cerrado por el gobierno griego. Se produce una estrategia de enjaulamiento atroz y cruel, que ha provocado suicidios, autolesiones, violencia de todo tipo entre ellos y deterioro mental.
Ante esta situación exigimos la acogida de estos refugiados inmediatamente, como expresión de humanidad y atendiendo a las propias leyes internacionales como son la Convención de Ginebra de 1951 o la Directiva europa 33/2013 por la que se aprueban las normas para la acogida de los solicitantes de protección internacional.
Tenemos que sustituir los muros, la represión, el trato vejatorio y las concertinas por la empatía, la acogida, la justicia y la solidaridad. De lo contrario, nos tendremos que hacer la pregunta ¿En qué se ha convertido Europa?
Instamos a los gobiernos europeos a que muestren la solidaridad debida y acojan de manera digna a estas personas. Instamos al gobierno español a que cumpla lo prometido en 2015 y retome las reubicaciones, garantizando la acogida digna de quienes huyen de las guerras, el terror, las bombas y la miseria y se ven obligados a malvivir durante años en condiciones de hacinamiento y penuria.
La tragedia vivida en Moria era una tragedia anunciada. En este campo con capacidad para 3000 personas han llegado a malvivir más de 20000. Las ONGs y asociaciones lo venimos denunciando desde hace años. Exigimos que no vuelva a repetirse una situación de abandono semejante en territorio europeo.
