En un nuevo análisis publicado hoy, el Tribunal de Cuentas Europeo examina los múltiples riesgos (económicos y políticos, principalmente) que plantea a la UE la estrategia de inversión impulsada por el Estado chino, así como las oportunidades que presenta. Como advierten los auditores, la UE afronta varios retos en la gestión de su respuesta, como la forma de mejorar el establecimiento, la ejecución y el seguimiento de su propia estrategia con respecto a China y la coordinación de las acciones de las instituciones de la Unión y de cada Estado miembro en cuanto a sus relaciones bilaterales con este país. También señalan que existen datos incompletos sobre la inversión china en la UE y observan la necesidad de identificar con solvencia los riesgos y las oportunidades.
Desde la década de 1980, China ha aplicado una estrategia de inversión que anima a sus empresas públicas y privadas a invertir en sectores estratégicos en el extranjero. Sus dos pilares principales son la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) sobre conectividad, y la estrategia industrial Made in China 2025, que tienen por objeto garantizar el crecimiento económico y la influencia de este país. Las instituciones europeas han emprendido diversas iniciativas, de las cuales, la más reciente fue en 2019 (las perspectivas estratégicas UE-China) y marcó un cambio de tono en las relaciones entre la UE y China, refiriéndose a este último como socio y rival sistémico. Por otro lado, los Estados miembros cooperan con China de forma bilateral, siguiendo con frecuencia sus propios intereses nacionales, sin informar a la Comisión incluso cuando existe la obligación de hacerlo. Este enfoque tan fragmentado no favorece el poder económico de la UE como actor común y, en este contexto, los auditores señalan los retos particulares de la UE para actuar de manera oportuna y coordinada cuando un enfoque concertado podría ser una ventaja (como es el caso de la seguridad de la 5G).
«China ha pasado a ser un actor económico significativo a nivel internacional y, en los próximos años, las relaciones entre China y la UE afectarán a las vidas y a la economía de los ciudadanos de la Unión», afirmó Annemie Turtelboom, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo responsable del análisis. «Para dar una respuesta eficaz a este cambio geopolítico, sería necesario que la UE intensificara su estrategia con respecto a China y que los Estados miembros actuaran unidos con las instituciones de la Unión Europea».
En las últimas dos décadas, las inversiones chinas han aumentado en la UE y pueden tener efectos positivos en las economías europeas, como el impulso del crecimiento y del empleo. Sin embargo, estas inversiones implican a sectores estratégicos como la energía, las telecomunicaciones, los puertos y las líneas ferroviarias. Por otro lado, en más de la mitad de estas inversiones en la UE han intervenido empresas públicas chinas. Con arreglo a las normas de la UE, si esas subvenciones las concedieran los Estados miembros, serían tratadas como ayudas estatales. Para la UE, esta diferencia de trato puede distorsionar la competencia en su mercado interior y dificulta las condiciones de competencia equitativas para sus empresas y sus inversiones.
Los auditores han identificado varios elementos que obstaculizan una mejor formulación de las políticas de la UE relativas a China, y sostienen que era difícil formarse una visión general de las inversiones que configuran la estrategia de inversión pública china en la UE, debido en parte al hecho de que los datos están fragmentados e incompletos. Además, las instituciones de la UE no han realizado todavía un análisis formalizado y exhaustivo de los riesgos y las oportunidades que plantea la estrategia china de inversión.
En su recopilación de riesgos y oportunidades (la primera de este tipo), los auditores identifican 18 riesgos de naturaleza política, económica, social, jurídica y medioambiental, como el sobreendeudamiento de los Estados miembros con China o la transferencia forzada de tecnología por parte de las empresas. Si se materializaran, estos riesgos afectarían gravemente a la reciprocidad y a las condiciones de competencia equitativas. Asimismo, tres de ellos (lagunas o duplicaciones en la infraestructura de conectividad, perturbaciones en las cadenas de suministro de la UE y transmisión de enfermedades) no están cubiertos por las medidas vigentes de la Comisión o del Servicio Europeo de Acción Exterior. En la misma recopilación, los auditores también señalaron 13 oportunidades para la UE en los ámbitos político y económico.
Los auditores advierten de seis futuros retos de la UE en su respuesta a la estrategia de inversión pública china, a saber:
- cómo proporcionar datos más completos y oportunos sobre las inversiones chinas en la UE;
- cómo efectuar un análisis exhaustivo de riesgos y oportunidades;
- cómo ejecutar mejor su propia estrategia (en particular, las acciones que promueven la reciprocidad y previenen los efectos de distorsión en el mercado interior de la UE) y abordar los riesgos existentes;
- cómo evaluar las necesidades de financiación y hacer un seguimiento del gasto;
- cómo reforzar la supervisión, la evaluación y la notificación;
- cómo coordinar mejor la respuesta de las instituciones y de los Estados miembros de la UE.