El desperdicio de alimentos representa la pérdida de alrededor del 25% del agua utilizada en la producción agrícola mundial

Phenix, aliado estratégico en la lucha contra el desperdicio alimentario, reduce la huella de carbono e hídrica de las empresas

Para producir un kilogramo de carne de vacuno se requieren 15.000 litros de agua, mientras que para la misma cantidad de arroz se necesitan 1.800 litros de agua, según la FAO. Si estos alimentos no se consumen y se desperdician, también se pierde el agua utilizada en su producción, reduciendo la disponibilidad de este recurso.

Con motivo del Día Mundial del Agua, que tiene lugar el próximo 22 de marzo, Phenix, empresa líder en la gestión de excedentes alimentarios en España, alerta sobre el impacto que tiene el desperdicio de alimentos en la disponibilidad del agua, además de las graves consecuencias económicas y sociales que conlleva.

El desperdicio alimentario: una amenaza silenciosa para el agua

El desperdicio de alimentos es una de las principales causas del despilfarro de agua a nivel global. Según la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdicia, lo que no solo supone una pérdida de recursos económicos y sociales, sino también un impacto medioambiental.

El sector agrícola es el mayor consumidor de agua dulce, representando aproximadamente el 70% del uso global de este recurso. Sin embargo, cuando los alimentos no llegan a ser consumidos, toda el agua utilizada en su cultivo se desperdicia.

En un mundo donde el cambio climático y la presión sobre los recursos naturales amenazan la seguridad hídrica, reducir el desperdicio de alimentos es una acción clave para frenar el agotamiento del agua y avanzar hacia un modelo más sostenible.

Phenix y su compromiso con un modelo más sostenible

Frente a esta realidad, la misión de Phenix es clara: trabajar para reducir el desperdicio alimentario, evitando que se tiren a la basura y, así, mitigar el impacto en los recursos naturales. Para medir el impacto de sus soluciones, Phenix emplea una metodología desarrollada en colaboración con la consultora medioambiental I Care. Este modelo de análisis compara dos escenarios: uno en el que los alimentos se desperdician y otro en el que Phenix los recupera a través de donaciones y descuentos.

Gracias a su modelo de actuación, Phenix se ha consolidado como un aliado estratégico en la lucha contra el desperdicio alimentario, ofreciendo soluciones que optimizan y redistribuyen excedentes. Este enfoque no solo reduce la huella de carbono, sino que también genera un ahorro significativo de agua y otros recursos naturales. Además, Phenix cuenta con la certificación B-Corp, un reconocimiento internacional que avala su compromiso con un modelo de negocio sostenible y de impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.

"El desperdicio alimentario es un problema silencioso, pero con consecuencias ambientales directas. Cada alimento que rescatamos no solo evita que termine en la basura, sino que también supone un ahorro de agua, tierra y energía. Apostar por modelos de consumo más responsables es clave para garantizar un futuro sostenible", explica Jean-Baptiste Boubault, Country Manager de Phenix en España.