El aumento alarmante de las tasas de sobrepeso y obesidad, junto con un incremento en las enfermedades relacionadas como la diabetes tipo II, las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, ha llevado a la comunidad científica a redoblar esfuerzos en la búsqueda de soluciones eficaces. Estas condiciones, además de afectar la calidad de vida de los pacientes, representan un costo significativo en términos de mortalidad, morbilidad y gasto sanitario.
Los programas tradicionales basados en cambios de estilo de vida —dieta, ejercicio, soporte emocional y mejora del sueño— suelen fracasar debido a la falta de adherencia sostenida. Por otro lado, la cirugía bariátrica, aunque efectiva, no es bien aceptada por muchos pacientes debido a su naturaleza invasiva y los riesgos asociados. Esto ha impulsado el desarrollo de alternativas más accesibles, entre las que destacan los tratamientos farmacológicos inyectables de última generación.
El Director Médico de Adelgar, Clínica líder en adelgazamiento desde 1994, explica las claves de los nuevos tratamientos inyectables contra la obesidad:
¿Qué son los tratamientos inyectables contra la obesidad?
Estas terapias se consideran una opción de segunda línea, recomendadas para pacientes que no han obtenido resultados significativos tras al menos seis meses de cambios supervisados en el estilo de vida. Su principal objetivo es regular la ingesta alimentaria a través del eje intestino-cerebro, modulando complejas interacciones hormonales y neuronales.
Actualmente, los fármacos autorizados en Europa para tratar la obesidad incluyen Orlistat, Naltrexona/Bupropión, Liraglutida, Semaglutida y Tirzepatida. En España, ninguno de ellos cuenta con financiación pública a través del sistema de Seguridad Social.
Cómo funcionan los principales medicamentos
Orlistat: Este fármaco reduce la absorción de grasas a nivel intestinal. Sin embargo, su baja tolerabilidad —con efectos adversos como diarrea y flatulencia— limita su uso, y su eficacia es moderada, con una pérdida promedio de peso de 3-4 kg en 12 meses.
Naltrexona/Bupropión: La combinación de estos dos medicamentos ofrece un efecto sinérgico que suprime el apetito, logrando una pérdida de peso del 4-6% en el primer año. Sin embargo, efectos secundarios como náuseas, mareos e insomnio provocan abandonos frecuentes del tratamiento.
Liraglutida: Análogo del GLP-1, esta hormona intestinal inhibe el apetito y el vaciado gástrico. Utilizada previamente en el tratamiento de la diabetes, su eficacia en la obesidad permite una pérdida de peso promedio del 5% en un año. Se administra diariamente por vía subcutánea, pero puede causar efectos secundarios como náuseas y, en casos raros, pancreatitis.
Semaglutida: También un análogo del GLP-1, ha demostrado ser más efectiva que la Liraglutida, con pérdidas de peso del 15-18% en 68 semanas de tratamiento. Se administra semanalmente, mejorando la adherencia. Sus efectos adversos y contraindicaciones son similares a los de la Liraglutida.
Tirzepatida: Este novedoso medicamento combina la acción sobre GLP-1 y GIP, lo que potencia su eficacia al abordar múltiples factores de la obesidad. Los estudios clínicos reportan pérdidas de peso del 20-25% en 72 semanas, con una mejor tolerancia y menos efectos secundarios.
Criterios para elegir el tratamiento adecuado
La elección del fármaco depende de diversos factores: el objetivo de pérdida de peso, la tolerancia del paciente, las enfermedades asociadas, la vía de administración y el coste. Además, los pacientes deben cumplir ciertos criterios:
Tener un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 27 con enfermedades asociadas, o un IMC mayor a 30.
Haber intentado sin éxito programas de dieta supervisada durante al menos seis meses.
Seguir el tratamiento bajo supervisión médica, combinado con un plan integral que incluya dieta, ejercicio y soporte psicológico.
Recomendaciones clave para el uso de fármacos inyectables
Las dosis deben aumentarse progresivamente hasta alcanzar el nivel terapéutico en 20 semanas.
El tratamiento no debe combinarse con otros medicamentos para la pérdida de peso o diabetes.
Es fundamental evaluar los resultados a los 3-6 meses y ajustar el tratamiento según la tolerancia y los objetivos alcanzados.
En definitiva, los tratamientos inyectables para adelgazar representan una opción prometedora para pacientes con obesidad que no han logrado resultados con otros enfoques. Sin embargo, su éxito depende de un manejo integral y un seguimiento médico adecuado.