Este proyecto nace de la mano de una Investigación liderada por la Universitat de Barcelona y el Hospital San Joan de Deu.
En España, 1 de cada 20 adolescentes sufre un TCA, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Cada 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios.
Los datos nos señalan que tras el COVID se han duplicado los ingresos hospitalarios de niñas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en edad pre-puberal (12-13 años), los que se denomina como Early Oset Anorexia Nervosa. "La Anorexia Nerviosa de inicio prepuberal, suele tener consecuencias más graves debido a al efecto de la desnutrición en el crecimiento y desarrollo un periodo crítico del desarrollo, junto con un peor pronóstico", explica Antoni Grau, director clínico de Ita especialistas en salud mental.
A pesar de los avances en la investigación y en el tratamiento de los TCA, todavía hoy el 25% de los casos no obtienen una recuperación completa. Se trata de patologías con grave afectación orgánica y psicosocial que tienen un impacto devastador en quien las padece y a sus familiares.
Uno de los grandes retos cuando hablamos del tratamiento de los TCA es la intervención en la alteración de la imagen corporal, especialmente en edades tempranas.
"Uno de los efectos que explican las alteraciones de la imagen corporal (distorsión de la imagen e insatisfacción corporal) es el denominado sesgo atencional. Las personas con un trastorno alimentario prestan de forma automática una mayor atención a estímulos relacionados con el cuerpo, especialmente con las partes más problemáticas del mismo", explica Eva Marquilles, psicóloga de Ita Canet.
Ita Canet en colaboración con un proyecto de investigación realizado por la Universidad de Barcelona y el Hospital Sant Joan de Deu liderado por el Dr. José Gutierrez Maldonado, ha implementado el uso de la realidad virtual en el tratamiento para pacientes pre-adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria con el objetivo de poder mejorar el autoconcepto que tienen de su imagen corporal.
Lidia es paciente de Ita Canet y lleva 4 años en tratamiento. Ella ha sido una de las pacientes que ha podido integrar en su programa terapéutico esta nueva tecnología. "Yo ya había escuchado por mis compañeras de esta terapia. Me habían contado que era una terapia muy intensa porque te ponían las gafas de realidad virtual y podías verte exactamente con tu cuerpo, con tu peso y con tus medidas", explica.
Mediante sensores de 360° se construye un avatar con las medidas exactas del cuerpo de la paciente. A través de unas gafas de Realidad Virtual la paciente es capaz de visualizar su propio avatar mientras se mueve por la sala. El instrumento cuenta con un rastreador de la mirada a través del cual el equipo clínico es capaz de ver en todo momento donde se centra la mirada de la paciente. De esta forma mediante instrucciones, el equipo profesional puede redirigir la mirada del paciente siendo posible de esta forma corregir también el sesgo atencional.
Iris Navarro, es la terapeuta de Lidia, y explica cómo el uso de esta herramienta ha impactado de manera positiva en la evolución de su tratamiento: "a partir de 3 sesiones de realidad virtual se había podido enfrentar a algún tipo de ropa que a lo mejor en el pasado no se lo ponía porque enmarcaba alguna zona más conflictiva. Se sentía mucho más segura de hablar sobre ello y de que la imagen que se proyecta en el espejo de realidad virtual es realmente la realidad y le ayuda a superar la distorsión".
Sin duda, el uso de la realidad virtual ha venido a mejorar de forma muy significativa la terapia para trastornos alimentarios. Sin embargo, debe quedar claro que, aunque con mucho potencial, se trata tan solo de una herramienta. Debe inscribirse en el contexto de un programa de tratamiento más amplio junto a terapías psicológicas.
