Amenazas Internas en la Ciberseguridad; El Enemigo que ya Está en La Empresa

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Amenazas Internas en la Ciberseguridad; El Enemigo que ya Está en La Empresa

Cuando se habla de ciberseguridad, es fácil imaginar a hackers encapuchados atacando servidores desde una ubicación remota. Esas imágenes dramáticas a menudo dominan los titulares y las conversaciones. Pero, ¿y si te dijera que el mayor riesgo para la empresa podría estar mucho más cerca de lo que uno se piensa? De hecho, podría estar sentado justo dentro de la oficina.

Las amenazas internas — acciones dañinas causadas por empleados, colaboradores o socios de la empresa — son una de las principales causas de brechas de seguridad hoy en día. Y lo más sorprendente es que muchas empresas no las ven venir hasta que es demasiado tarde.

Lo que no se ve puede costar millones

Pensar en esto: una empresa multinacional invirtió millones en sistemas avanzados de seguridad cibernética para protegerse contra ataques externos. Sin embargo, no lograron protegerse de un empleado de su propio equipo de TI que, tras un despido, utilizó sus credenciales para acceder a sistemas internos y borrar datos críticos. En cuestión de horas, perdieron información clave, sufrieron interrupciones en sus operaciones y enfrentaron multas por incumplimiento de normativas de protección de datos.

Esto no es un caso aislado, el 2024 Insider Threat Report menciona que una porción significativa de las brechas de seguridad involucra a empleados o colaboradores internos. Esto incluye tanto a empleados malintencionados como a aquellos que simplemente cometieron errores.

Pero lo más preocupante es que la mayoría de las empresas no se dan cuenta del daño hasta que ya es demasiado tarde. Las amenazas internas son particularmente insidiosas porque quienes las ejecutan tienen acceso legítimo a los sistemas y datos. No tienen que "romper" las barreras de seguridad, porque ya están dentro.

¿Cómo se manifiestan las amenazas internas?

Las amenazas internas pueden tomar muchas formas, y no siempre tienen malas intenciones. Tres tipos principales:

Errores humanos (empleados negligentes): No todos los empleados que provocan una brecha lo hacen intencionadamente. A veces, un simple error puede ser devastador. Un correo mal enviado, una contraseña débil o un clic en un enlace malicioso pueden abrir las puertas a los cibercriminales. Esto le ocurrió a una PYME, donde un empleado descargó sin saberlo un software espía que estuvo filtrando datos durante meses.

Empleados malintencionados: Estos son los casos más preocupantes. Empleados que, por venganza o por interés personal, deciden robar o filtrar información confidencial. Esto podría incluir desde el robo de propiedad intelectual hasta la venta de datos de clientes.

Acceso de terceros (proveedores o socios externos): Muchas empresas trabajan con contratistas o proveedores que requieren acceso a sus sistemas. Sin un control adecuado, estos colaboradores pueden convertirse en una puerta abierta para ciberataques, ya sea de forma accidental o intencionada.

Ejemplo cercano: El ataque que nunca esperaron

Para ilustrar mejor el problema, se considera el caso de una empresa de marketing digital que operaba en varios países. Confiaban en un equipo de freelancers y proveedores externos para diversas tareas. Uno de sus contratistas, sin querer, dejó expuestas credenciales en un repositorio público de código en GitHub. Un hacker externo encontró estas credenciales y accedió a la base de datos de clientes, robando información valiosa y paralizando la empresa durante semanas.

¿El problema? No tenían protocolos sólidos para gestionar el acceso de terceros, ni supervisión constante. Este caso es solo un ejemplo de cómo las amenazas internas pueden tener efectos devastadores.

¿Qué se puede hacer para evitarlo?

La buena noticia es que hay varias estrategias efectivas para mitigar estos riesgos. Aunque es imposible eliminar por completo el peligro, hay maneras de reducir drásticamente la probabilidad de sufrir una brecha interna:

Capacitación constante del personal: La mayor parte de los errores humanos se pueden prevenir con una adecuada formación en ciberseguridad. Capacitar a los empleados sobre cómo identificar correos electrónicos sospechosos, crear contraseñas seguras y seguir protocolos de seguridad básicos puede hacer una gran diferencia. Pero la clave está en que estas capacitaciones sean constantes y no solo un curso al año.

Control estricto de accesos: No todos los empleados necesitan acceso a toda la información. Una práctica esencial es otorgar acceso basado en roles, donde cada persona solo puede acceder a los datos y sistemas que necesitan para realizar su trabajo. Y cuando alguien deja la empresa, revoca su acceso de inmediato. Parece simple, pero muchas empresas lo pasan por alto, lo que puede dar lugar a consecuencias catastróficas.

Monitoreo en tiempo real: Las herramientas avanzadas de ciberseguridad que monitorean en tiempo real pueden identificar actividades sospechosas dentro de la red. Por ejemplo, si un empleado que normalmente no accede a ciertos datos de repente empieza a descargarlos en masa, una alerta puede saltar antes de que el daño sea irreversible.

Uso de autenticación multifactor: Implementarlo para los sistemas más críticos. De esta manera, incluso si una contraseña es robada o expuesta, el atacante necesitará una segunda forma de autenticación, como un código enviado al móvil, para acceder.

Evaluaciones y auditorías frecuentes: Realizar auditorías de seguridad cibernética de forma regular es clave para identificar puntos débiles antes de que los delincuentes los encuentren. Estas auditorías deben cubrir no solo las amenazas externas, sino también las internas.

¿Por qué es importante actuar ahora?

Los ciberataques y las brechas internas no solo afectan a las grandes corporaciones. Cualquier empresa, sin importar su tamaño, está en riesgo. De hecho, las pequeñas y medianas empresas son un blanco fácil precisamente porque muchas veces no tienen medidas robustas de ciberseguridad.

Además de la interrupción operativa, las brechas internas pueden resultar en multas costosas si la empresa no cumple con normativas de protección de datos como el GDPR. Y lo más importante: el daño a la reputación puede ser irreparable. Los clientes confían en que su información esté protegida, y una sola brecha puede destruir esa confianza.

Una buena opción para estar más protegido, según algunos expertos, es acudir a consultoras de ciberseguridad como Minery Report, que están especializadas en ayudar a las empresas a detectar y prevenir estas amenazas internas con soluciones adaptadas a cada organización.

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