‘El principio de solidaridad’ es el tercer título de una tetralogía iniciada con ‘El principio de confianza’ y continua con ‘El principio de tolerancia’, y que concluirá con ‘El principio de honestidad’. Así, Rafael Rodríguez se ha embarcado en este proyecto que aborda los cuatro valores democráticos “que más velozmente han evolucionado en las democracias avanzadas: la confianza, la tolerancia, la solidaridad y la honestidad, del que ahora cumplimos la tercera etapa. Las visibles desviaciones de la práctica pública de la solidaridad, los malentendidos habituales en la comunicación pública de este valor y hasta su frecuente manipulación obligan, en mi opinión, a realizar este examen y, por supuesto, a proponer vías para asegurarnos que su práctica colabora a la consolidación de las sociedades democráticas, y no a su deterioro”, añade él mismo.
Publicada en Círculo Rojo, Grupo Editorial, el lector va a encontrar, según las palabras del autor, “rigor lógico en los argumentos; honestidad en el reconocimiento de los hechos; desprecio a los eufemismos balsámicos con los que se suele tratar esta materia. Y nuevos conceptos y nuevas denominaciones, ante la inoperatividad de los antiguos, que ya no corresponden con la realidad actual. Deseablemente, un impulso para continuar su reflexión personal sobre la solidaridad pública”.
‘El principio de la solidaridad’ es una reflexión original que, tal y como indica, Rafael; “no se atiene a convenciones anteriores, aun reconociendo la historia y los grandes autores que se han aproximado a la materia. La preocupación principal es la inoperatividad de las nociones que hasta la actualidad se han manejado sobre la solidaridad, y que no parecen versar sobre el valor democrático que hoy al mismo tiempo se exige y se deteriora con su puesta en práctica”.
SINOPSIS
De ser la noción fundacional de la democracia de Pericles, la solidaridad ha pasado a convertirse, en la actualidad, en objeto de consumo o, como mínimo, reclamo publicitario de todo tipo de productos o actos sociales. Su ejercicio público irracional puede perjudicar a las democracias tanto como su desprecio; pero el universo de intereses generado a su alrededor hace prácticamente imposible la crítica.
Sin embargo, la solidaridad sigue siendo uno de los fundamentos de nuestras sociedades democráticas. Para que siga siendo así, es necesario comprender que hay grados de solidaridad (para la supervivencia, para la convivencia, para la vida democrática), y que no basta con el ejercicio del primero de ellos. Es imprescindible, además, someter a análisis a las innumerables organizaciones y asociaciones que, en general, en nombre de una posición política partidista, propugnan un tipo u otro de solidaridad, porque no cualquier tipo colabora con la democracia. Por otra parte, el irracionalismo populista hace todo lo que puede para imponer un modelo iliberal de solidaridad, siguiendo el cual se desprecian las necesarias condicionalidad, discriminación y temporalidad, que son las condiciones de una solidaridad políticamente constructiva.
Todo ello nos ofrece un paisaje que es necesario comprender, desbrozar y organizar, si queremos que, en efecto, la solidaridad sea útil a quien la recibe, pero al mismo tiempo lo sea para las sociedades que la ejercen.
AUTOR
Rafael Rodríguez Tapia (Madrid, 1958) es licenciado en Filosofía pura por la Universidad Complutense de Madrid, magister in Arts and Letters por la Oxford Brookes University, fotógrafo (CEI) y realizador y editor de TV (CEV). Ha trabajado como guionista y realizador en múltiples empresas audiovisuales, y como realizador en televisión. Ha sido guionista y director realizador de los documentales Academia Olímpica, para el COE, y Los iberos de Estrabón, para Grupo Unisón Producciones, entre otros. Fundó y dirigió la primera revista web mensual española, docencia. Es autor de El síndrome de Abraham (Ed.Noesis, 1995), La enseñanza neutral (Grupo Unisón ediciones, 2000), El principio de confianza (Ed. Alegoría, 2015) y de la novela Motivos suficientes para no viajar a Marte (Ed. Alegoría, 2021). Es traductor de decenas de obras literarias y ensayísticas, entre las que destacan títulos como Historia del cine Japonés (Donald Richie, ediciones Jaguar, 2004), Memorias de un enano gnóstico (Memoirs of a Gnostic Dwarf, de David Madsen, ediciones Jaguar 2006) o Chico Negro (Black Boy, de Richard Wright, Grupo Unisón ediciones 2007).
Más recientemente, es autor de la revista web quincenal filosofianoradical, ahora convertida en el blog filosofiaylascosas.
El principio de solidaridad es el tercer título de una tetralogía iniciada con El principio de confianza, que continuó con El principio de tolerancia, y que concluirá con El principio de honestidad (en preparación). Como complemento a estas reflexiones, aparecerá próximamente Democracia fuerte.