Cada 2 de junio se celebra el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), un día para visibilizar y sensibilizar sobre estos trastornos, aumentar el acceso a información veraz, erradicar mitos y romper el silencio que envuelven a estos trastornos de salud mental.
En los últimos años hemos notado un incremento de problemas de salud mental en la sociedad, un hecho que no deja exentos a los trastornos alimentarios: se estima que los TCA aumentaron un 40% entre 2019 y 2021.
Las cifras señalan que, en España, 400.000 personas sufren este problema de salud mental, 300.000 de ellas son jóvenes adolescentes.
Bulimia, anorexia y trastorno por atracón son algunos de los trastornos alimentarios más conocidos.
Todos estos trastornos tienen su propia sintomatología; pero en todos ellos encontramos algunos rasgos comunes como la obsesión por el peso, la imagen y la dieta.
Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, el 70% de los y las adolescentes no se siente a gusto con su cuerpo y 6 de cada 10 chicas creen que serían más felices si estuvieran más delgadas y alrededor del 30% de ellas revela conductas patológicas, situando los TCA entre las 3 enfermedades crónicas más frecuentes entre adolescentes.
Estos datos nos señalan la gravedad de la situación que están viviendo muchos y muchas jóvenes.
A pesar de que los TCA se relacionan con una mala relación con la autoimagen y la comida, son mucho más.
“Los TCA son trastornos multicausales, confluyen diferentes factores en un momento determinado: ciertos rasgos de personalidad como el perfeccionismo o la autoexigencia, experiencias traumáticas, cambios en el ciclo vital, determinadas dinámicas familiares, etc.”, explica Mónica Muñoz, directora de Ita Canet.
A raíz de la pandemia, la información y visibilización sobre problemas de salud mental ha aumentado, pero siempre desde una perspectiva externa, como si fuese algo que puede pasar a otro, pero no a nosotros mismos.
“Pots ser tu, puc ser jo” es una obra documental de Enraona Teatre, dirigida por Joan Lluis Bozzo y en la que ha colaborado Ita Canet, donde se ponen los problemas de salud mental y los TCA en el punto de mira.
Una historia que relata las vivencias reales de dos madres y dos hijas.
Una obra documental para romper el silencio que hay alrededor de estos problemas y crear conciencia de su realidad.
“Con esta obra pretendemos dar voz a los jóvenes y familias que están padeciendo esta enfermedad, frecuentemente en silencio y soledad.
Por este motivo nos pareció importantísimo contar con personajes de madres e hijas, porque estas enfermedades acaban afectando de alguna manera a toda la familia y es importante conocer cómo lo viven unos y otros”, explica Mariona, madre y una de las protagonistas de la obra.
Esta obra de teatro surge de la historia de vida de Maria, que es paciente de Ita Canet y añade que “por mucho que hayamos avanzado, el TCA y la salud mental en general siguen siendo temas muy estigmatizados e incluso tabú.
Con esta obra buscamos romper el silencio y el estigma, normalizando padecer problemas de salud mental”.
Una obra que pone de manifiesto todos aquellos entramados que hay detrás de un trastorno alimentario.
“Hay diferentes “caminos” para llegar a un TCA tras haber sufrido una experiencia traumática.
Los síntomas alimentarios pueden cumplir la función de regulador de estados emociones desagradables, de incrementar la percepción de control, comunicar malestar, o por ejemplo en casos de abuso sexual puede ser un intento de restringir la corporalidad para dejar de ser “objeto” de deseo y así reducir la probabilidad de volver a ser abusadas”, explica Mónica Muñoz.
Esta obra de teatro cuenta la historia de Maria y su familia, pero muchas familias podrían sentirse reflejadas con las situaciones que representan en el escenario.
Mariona, como madre que ha vivido el proceso de hospitalización de su hija aconseja a todas aquellas familias que están pasando por lo mismo: “que pidan ayuda no sólo para sus hijos, sino también para ellos mismos.
Es muy habitual, y yo misma he pasado por ello, vivir y respirar solo para el bienestar de nuestros hijos, muchas veces olvidándonos de cuidarnos a nosotros mismos.
Y sin lugar a dudadas, la mejor manera de ayudar a nuestros hijos es cuidándonos también a nosotros, Y por supuesto, importantísimo acompañar a nuestros hijos en este proceso y validarles sus emociones”.
La función se proyecta durante el mes de junio los días: 2, 16 y 30 en el Teatre Raval en Barcelona, con un foro a posterior para hablar sobre los diferentes problemas de salud mental.
La directora de Ita Canet hace hincapié en la importancia del acompañamiento familiar: “Escucharlos, ayudarlos comprenderse y aceptarse tal y como son, y por tanto siendo nosotros mismos los primeros en aceptarlos… Facilitándoles su proceso de autonomía adaptada a su edad, y dejándonos asesorar por los profesionales para saber cómo ayudarles en cada momento, ya que sus necesidades van a ir cambiando y, por tanto, la manera de acompañarlos también”.
Una detección precoz ayuda a un buen diagnóstico y a la mejora en el tratamiento.
Si te sientes reflejado o crees que alguna persona de tu alrededor puede está pasando por un TCA, es muy importante pedir ayuda profesional para mejorar el pronóstico del tratamiento y evitar la cronicidad del trastorno alimentario.
Maria lanza un mensaje a todas las personas que estén sufriendo un TCA: “que rompa el silencio porque el miedo no lo llevará a ningún lado y no hay recuperación sin ayuda.
Hablar y pedir ayuda es el primer paso para sanarse.
Creo que todas las personas con las que he convivido en Ita estamos de acuerdo en que hablar fue el primer paso hacia nuestra recuperación.
Somos muchos los que nos arrepentimos de no haberla pedido antes.”